El doctor Ernesto Lenin Chávez López, médico nefrólogo, por ejemplo, nos dijo que lo más difícil que le ha tocado enfrentar es la muerte de sus compañeros.

“En especial, un compañero que todo el tiempo estuvo en el primer frente de batalla, entusiastamente combatiendo esta pandemia cayó grave, crítico, perdió una hermana. Él estuvo crítico, intubado en terapia intensiva… son momentos desmoralizantes que te hacen pensar cuánto va a durar esto y te hacen preguntarte cuándo te va a tocar y si te va a tocar”.
Los doctores también confesaron si han estado a punto de renunciar debido a la gravedad de la situación.
“Desde que me titulé de internista y luego de neurólogo lo tengo claro y por eso le entré a la pandemia sin ningún tema: tengo claro cuándo hay que estar y cuándo no. No creo que éste sea un tema de heroísmo, ni de aplaudámosle a los médicos. Si soy muy honesto. No ha cambiado en nada mi atención a mis pacientes ni nada. Esto es así”, dijo el doctor Alonso Gutiérrez, médico internista y neurólogo.

Cuando la doctora Julieta Lomelí Gascón, médica y profesional de la salud, pierde a un paciente, así reacciona: “Es difícil, sobre todo porque nos tardamos mucho tiempo en que hubiera defunciones. Por un lado estuvo bien porque nos dio tiempo de prepararnos muy bien y hacer un proceso muy completo.

"Al final se da la oportunidad a que el familiar pase, reconozca el cuerpo, a que se le acompañe. Hay un espacio que se hizo para que los familiares tengan con la persona, pero sí hay pacientes a los que se les da todo, que generalmente llevan mucho tiempo internados, los médicos y enfermeras los conocen bien y sí se vuelve algo difícil. Pero en general, contamos más historias de éxito”.