Minero chileno 'atrapado' entre dos amores
A horas de que su marido, Johnny Barrios, uno de los 33 mineros atrapados en la mina San José en Chile, sea rescatado, Marta Salinas, su esposa durante 28 años, le ha puesto un ultimátum: "Ella o yo".
"La otra" es Susana Valenzuela, la amante de Barrios, quien hasta el pasado 5 de agosto no conocía a Marta y Marta no sabía nada de ella.
Pero el fatal accidente ocurrido cerca de las 14 horas de ese día de agosto, cuando se produjo un derrumbe en la mina de cobre y oro San José, en el extremo norte de Chile, sacó de entre los escombros la doble vida de Johnny.
La esposa y la amante se encontraron en el campamento de Copiapó llorando por el mismo hombre que, casi 700 metros abajo, se podría decir que había encontrado un lugar seguro donde esconderse. Al menos por un tiempo.
A 70 días de ese hecho, Marta no ha olvidado y la herida tardará en cicatrizar, pues la traición del hombre amado no será fácil de olvidar.
"Estoy contenta porque se salvó, es un milagro de Dios, pero yo no voy a ir a ver el rescate. Él me lo pidió, pero resulta que también invitó a la otra señora y yo tengo decencia", expresó la esposa a diversos medios de comunicación.
Y sentenció tajante: "La cosa es clara: ella o yo".
Marta no está dispuesta a aceptar otra humillación por lo que informó que tampoco verá el rescate de su marido ni por la televisión.
"Ni por la tele lo voy a mirar", dijo pues ella sabe "por conversaciones por teléfono y cartas que me ha enviado tengo claro que está bien y con eso me basta", explicó.
Con toda la dignidad del mundo, Marta ha optado por dejar que "la otra" vaya a recibir al hombre que creyó conocer durante 28 años con ella.
Su historia es conocida por todos: "En la Moneda (la casa de Gobierno chilena) conocen mi problema y la Primera Dama (Cecilia Morel) me dijo que no era mala mi decisión de no ir, de dejar que vaya ella (su nueva pareja) tranquilamente", narró.
Johnny será el minero número 21 en salir, según las previsiones que se tienen, pero Marta no estará allí para recibirlo con los brazos abiertos como a los otros 32 mineros.
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