Hoy el documental goza de una relevancia particular en la cinematografía nacional. Antes de que esta exploción y creciente interés en el cine de no ficción se detonara, el cineasta y antropólogo Juan Francisco Urrusti, exploró en este género de formas poco convencionales para la época. La Cineteca Nacional de la Ciudad de México ofrece una revisión detallada de su obra.
Del viernes 22 de abril al domingo 1 de mayo, se proyectarán en el recinto de Xoco, al sur de la capital mexicana, las 12 películas que conforman la obra de este realizador, las cuales van del largo, el corto y hasta el mediometraje y que se han configurado a lo largo de tres décadas.
El pulso de este realizador se inscribe en los esfuerzos del documental como mecanismo de manifestación social donde, a través del lenguaje cinematográfico, se manifiestan aproximaciones a contextos varios desde una visión antropológica sobre la diversidad en México.
Durante los años 80, el realizador trabajó de la mano del Instituto Nacional Indigenista para desarrollar productos audiovisuales de carácter etnográfico que han nutrido lo que los estudiosos han denominado el “cine indigenista”.
Entre los títulos que integran la programación se encuentran Brujos y curanderos, Mara´acame (cantador y curandero) o Piowachuwe: La vieja que arde, Señor de Otatitlán, La cruz y espada y Tepú.
Para revalorar la obra de este documentalista, la Cineteca Nacional presenta una retrospectiva que reúne sus obras realizadas en los años 80 y 90, así como trabajos más recientes que indagan en su pasado familiar como Un exilio: película familiar, sobre las historias de sus abuelos y padres refugiados de la Guerra Civil española; y Lucinda Urrusti. Pintura, retrato de la obra artística de su tía.
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