La periodista Menchu Álvarez del Valle se había mantenido alejada de la prensa desde que su nieta se integró a la familia real de España a finales de 2002, sin embargo, ahora la abuela paterna de
a un lado esa idea y abrió su corazón para contar algunas anécdotas de sus viajes con su esposo, José Luis Ortiz, y sus hermanos.
En entrevista para la revista Viajar, vivir y saborear, Menchu, de 92 años, recordó el primer viaje que hizo con su esposo, a principios de la década de los 40. Los recién casados viajaron a Covadonga y la experiencia pudo terminar en un grave accidente, ¿qué les pasó?
“Mientras mi marido dialogaba con el jefe de obras, yo me apoyé en la barandilla sobre la cascada; seguía absorta en aquella belleza que, desde allí, ampliaba mi visión. La barandilla estaba sobrepuesta y empezó a doblarse sin que yo me diera cuenta. En el último segundo y a punto de caer sobre la cascada, mi marido, que estaba de espaldas, intuyó el peligro. Reaccionó rápidamente tirando de mi abrigo y los dos caímos hacia atrás. Quizás puedo jactarme de haber renacido en Covadonga”, contó.
“Yo estaba recién prejubilada y allá nos fuimos mi marido y yo a recorrer los 4.021 km que nos separaban del lugar elegido. Confieso que los primeros días fue difícil aguantar horas y horas en un autobús. La experiencia fue maravillosa: Francia, Alemania, Polonia, Bielorrusia y, por fin, Moscú. Contemplar paisajes, costumbres, monumentos, pueblos de solo casitas, carreteras, sorpresas a la hora de alimentarnos…”, contó sobre otro viaje significativo que hizo con su esposo en autobús a Moscú.
“¡Uff! Todo era nuevo y sorprendente. Luego San Petesburgo, en este caso en el tren Flecha Roja. Fue tan hermoso e ilusionante el viaje que se nos antojó como de novios”.
Otra anécdota que compartió Menchu fue sobre un viaje que hizo con sus hermanos a Costa del Sol: “Comenzó como refugio en el departamento de mis hermanos, cuando falleció mi esposo. Luego seguimos para pasar allí la primavera que aquí en Asturias raramente tenemos. Mientras en la Costa del Sol el solecito es permanente y la gente encantadora”.
Finalmente, Menchu confesó que el pitu al maíz –un tipo de pollo asturiano- es su platillo favorito y reveló cómo le gustaría que dijera su epitafio: “Menchu fue una amante fiel a su trabajo. Enamorada de la radio”, una de sus pasiones que practica hasta la fecha.