Hasta la muerte: los royals que cumplen 20 años de casados por conveniencia

Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover cumplieron 20 años de casados, sin embargo tienen 10 años separados y no es la intención de ninguno divorciarse.
Ernst y Carolina llevan vidas separadas.

Carolina (62 años) era una de las mejores amigas de Chantal Hochuli (63 años), casada en aquel entonces con Ernesto de Hannover (64 años). El matrimonio siempre acogió con gran cariño a la princesa de Mónaco en momentos muy difíciles tras su viudez y pasó lo que sucede en muchos casos, Carolina y Ernesto se enamoraron.
Entonces Chantal tuvo que enfrentarse al duro golpe de ver cómo su mejor amiga le robaba a su esposo con el que tenía 16 años de casada entonces. El divorcio fue irremediable.

Chantal Hochuli, mejor amiga de Carolina de Mónaco, aquí con su entonces esposo Ernst de Hannover.

Carolina y Ernesto se casaron años después, el 23 de enero de 1999 para seis meses después convertirse en padres de la princesa Alexandra.
Pero poco les duró la felicidades ya que Ernesto comenzó a tener problemas con la bebida y episodios violentos que los llevó en 2009 a separarse. Los rumores confirmaron tiempo después que lo suyo había terminado definitivamente más nunca firmaron el divorcio.

La pareja tuvo una hija, la princesa Alexandra de Hannover. Aquí en 2005.

Se comenta que hay dos razones por las que la pareja no ha puesto punto final de manera legal a su unión. La primera, como siempre, es el dinero. Si se hubiera producido un divorcio Carolina podía reclamar la mitad de la fortuna de Ernesto, algo a lo que él no estaba dispuesto.

La segunda razón son los títulos que ostenta tras su matrimonio con el príncipe alemán y que no quiere perder, el de Su Alteza Real la Princesa de Hannover, Duquesa de Brunswick y Luneburgo. Carolina no está dispuesta a renunciar a un fortuna y menos a retroceder en la escala social quedando sólo como Princesa de Mónaco.

Como ninguno de los dos da su brazo a torcer lo mejor hasta ahora ha sido tener un buen arreglo a un mal pleito y así todos muy a gusto. Como dicen coloquialmente, "cada quien con su golpe". Y vivieron felizmente separados.