En 2003, la muerte de Rocío Beltrán Medina, primera esposa de Andrés Manuel López Obrador, convirtió a sus tres hijos en herederos de 52 hectáreas de tierra fértil en Teapa, Tabasco. Durante años, esos terrenos estuvieron alejados del ojo público.
Sin embargo, 16 años después, en febrero de 2019, cuando López Obrador se encontraba en funciones, los tres hijos de AMLO con su primera esposa, José Ramón, Andy y Gonzalo Alfonso López Beltrán, decidieron transformar aquella herencia en un negocio familiar: Finca Rocío, una empresa chocolatera y de índole familiar, cuyo capital inicial fue de un millón de pesos, según distintos reportes de la época.