Claudia Sheinbaum, Palacio Nacional y algunas leyendas sobre Los Pinos

¿Dónde vivirá Claudia Sheinbaum al convertirse en presidenta de México?

Durante su campaña presidencial, Claudia Sheinbaum dijo, en entrevista con David Aponte para El Universal que no habrá un teléfono rojo entre Palacio Nacional y Palenque, Chiapas (donde se ubica la finca La Chingada, el lugar donde se retirará el presidente López Obrador una vez que concluya su mandato).

Sin embargo, y a diferencia del tabasqueño, quien fue muy claro en sus intenciones, todo parece indicar que Sheinbaum aún no ha decidido dónde vivirá durante los seis años de su gobierno.

Claudia Sheinbaum todavía no decide si vivirá en Palacio Nacional

Sabemos que durante muchos años de su vida, Claudia Sheinbaum vivió en la casa ubicada en San Andrés Totoltepec, una colonia de la alcaldía Tlalpan ubicada sobre la carretera libre a Cuernavaca, donde se ubicó la casilla a la que fue a votar el domingo pasado. Y que en la actualidad, renta un departamento en la colonia Toriello Guerra, en el centro de la misma demarcación, donde vive con su esposo.

“Todavía no lo decido”, aseguró Sheinbaum al periodista David Aponte, quien le preguntó si también viviría en Palacio Nacional durante su gestión. “Digamos que tiene su ventaja porque estás donde trabajas”, dijo.

“Si vives en tu casa, siempre es incómodo para los vecinos”, señaló sobre su situación actual. “Yo vivo en un departamento, donde en el piso hay cuatro departamentos, entonces no he decidido, pero lo hablaremos en su momento”, fue lo que comentó al diario a finales de marzo pasado, en calidad de candidata.

Será en los próximos meses, durante el periodo de transición del que ya habló el presidente López Obrador, cuando la presidenta electa determine su nueva residencia, para cuando asuma el cargo de jefa del Poder Ejecutivo el 1 de octubre.

Residencia oficial de Los Pinos: entre caprichos de ex presidentes y leyendas urbanas

Andrés Manuel López Obrador fue muy claro al desmarcarse y rechazar vivir en Los Pinos, el complejo que durante fue la residencia oficial de los presidentes de México de 1934 a 2018, donde vivieron los mandatarios priistas y dos panistas, y por ello optó por mudarse a Palacio Nacional, desde donde despacha y ha llevado a cabo su tradicional conferencia mañanera a lo largo de su sexenio.

Actualmente, Los Pinos (cuyo último inquilino presidencial fue Enrique Peña Nieto) funciona como un complejo cultural que alberga exposiciones y distintas actividades culturales como conversatorios, presentaciones editoriales, proyecciones de cine y talleres, entre otros.

Sin embargo, mientras vivieron entre sus muros los ex presidentes y sus familias, se gestaron coloridas y extravagantes anécdotas que hablan de la personalidad de sus antiguos habitantes y forman ya parte del imaginario colectivo de los mexicanos.

Las leyendas urbanas de Los Pinos

En el libro Los brujos del poder, del periodista Gil Olmos, se asegura que durante el sexenio de Vicente Fox, su vocera y después esposa, Marta Sahagún, contrataba los servicios de brujos y santeros, en primer lugar para lograr casarse con el entonces mandatario y, más tarde, para quitar a sus enemigos de su camino; y que muchos de los rituales se realizaron en la residencia oficial de Los Pinos.

Fue durante el mandato de Fox que surgieron muchas leyendas con respecto a Los Pinos, ya que a su llegada al poder, remodeló la que sería su casa durante sus años de administración y saltó a la luz que utilizaba toallas de 400 dólares cada una y que tenía cortineros eléctricos a control remoto cuyo costo ascendía a 17 mil dólares, según un reporte de BBC de aquella época. El medio británico también refiere que Fox gastó cerca de un millón de dólares en remodelar una de las casas ubicadas dentro del complejo para vivir, originalmente (y antes de casarse con Marta), con su hija, Ana Cristina Fox.

Más tarde, en el sexenio de Felipe Calderón, el sótano de la residencia Miguel Aleman, una de las casas del complejo de Los Pinos, fue remodelado por órdenes del entonces mandatario para construir un llamado “búnker”, al que ahora los visitantes pueden entrar libremente.

El supuesto "búnker" de Los Pinos se trata, según se ha dicho, de una sala de juntas con una mesa en forma de herradura con capacidad para unas 20 personas, que no tiene mayor tecnología que las paredes recubiertas de corcho, con el fin de aislar el sonido de la habitación y evitar que lo dicho en ella fuera escuchado al exterior.

Se dice que en 1969, en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, su hijo menor, Alfredo Díaz Ordaz, invitó a Jim Morrison a Los Pinos (ya que The Doors se había presentado en un exclusivo club nocturno de la Ciudad de México) y que tuvieron una fiesta en la que, según cuenta la leyenda, hubo cigarros de mariguana y terminó cuando el entonces presidente ordenó que se fuera todo el mundo.