No cabe duda de que las cumbres de líderes mundiales se están volviendo cada vez más interesantes (y no hablamos precisamente de los temas políticos). Después de la intriga mundial por el "sospechoso" beso que se dieron la primera dama de Estados Unidos Melania Trump y el primer ministro de Canadá Justin Trudeau , ahora la nota la protagoniza la canciller alemana Angela Merkel, quien no pudo aguantarse la risa cuando Donald Trump, presidente de Estados Unidos, le confesó que tiene sangre alemana.
La declaración que sorprendió a todos fue hecha mientras el norteamericano respondía una pregunta sobre una posible visita oficial al país europeo como parte de una invitación de su parlamento. “Estaremos allí. Estamos muy honrados por la invitación. Estaremos allí, quizá pronto. Tengo sangre alemana”, dijo Trump generando la risa de Merkel.
Donald es nieto de los alemanes Elizabeth y Frederick, quienes escaparon de Alemania a finales de 1800.
El mandatario estadounidense según medios internacionales mantuvo un bajo perfil durante la cumbre del G-7, la cual agrupa a los líderes de las siete naciones más poderosas del mundo en términos políticos, económicos y militares. Según los expertos, Donald Trump llegó a Biarritz, en Francia, sin ningún aliado, razón por la que empleó un discurso constructivo y moderado, incluso ha prestado oídos sordos a las críticas que se le han hecho durante este evento internacional.