Un automóvil Tesla las trasladó desde el aeropuerto, apenas un pequeño detalle de los mucho que hubo durante el viaje. Al llegar a La Casa de la Playa el ambiente cambió, el cielo se fusionó con el color turquesa del mar y la música en vivo de un piano anunció el inicio de algo especial. La noche de aquel arribo comenzó con una sesión de reflexología y vinoterapia junto a la playa, para luego dar paso a una cena con la luna y las estrellas como testigos de la velada decorada con rosas, luces de velas y antorchas.
La mañana siguiente comenzó con la fluidez de una práctica de yoga vinyasa, jugos enriquecidos, shots energéticos y la marina de fondo. Era como vivir un día en casa pero con toda la calidez de La Casa de la Playa, donde todos están pendientes de cada necesidad. El desayuno se realizó en Estero, restaurante del chef Virgilio Martínez, quien combina la cocina mexicana con el sabor peruano para dar vida a un menú de autor donde cada plato resulta ser arte para el paladar.
