Estamos acostumbrados a ver a celebridades llevar los lanzamientos más exclusivos de las marcas de lujo, a promocionar y ser de ellas su imagen. Cantantes como Rihanna y Beyoncé nos lo han dejado claro: todo lo que tocan se vuelve oro o hacen que se venda como pan caliente.
Esta ocasión es diferente, pues no se trata de una cantante, ni de una modelo sino de la próxima Primera Dama de Estados Unidos: Jill Biden, quien se presentó en el mitin de la victoria de su esposo - Joe Biden - con un vestido que pocas horas después se agotó en línea.