Slow Mornings es lo de hoy: te decimos cómo amanecer sin prisa y vivir mejor
Despertar poco a poco, respirar y disfrutar. Sí, suena como cliché pero las slow mornings son más que moda, es un remedio contra las prisas, el estrés y días que empiezan mal desde que suena la alarma
¿Qué mejor manera de sorprenderla que con un desayuno especial?(max-kegfire/Getty Images/iStockphoto)
Daniela Brugger
Aquí te contamos por qué conviene sacarle tiempo al amanecer, y cómo convertir tus primeras horas en un pequeño ritual que te cargue de buenas vibras.
¿Por qué vale la pena hacer slow mornings?
Tener una rutina matutina reduce el estrés y la ansiedad. Cuando sabes qué haces al despertar (aunque sea algo muy simple), no estás luchando con tus emociones ni con el caos interior. Mejora tu claridad mental y enfoque. Unos minutos de journaling, o simplemente de silencio, ayudan a ordenar lo que traes en la cabeza, para que el día no te atropelle.
Tu piel lo agradece. Una rutina básica de skincare matutino (limpiar, hidratar, proteger) es clave para eliminar impurezas acumuladas en la noche y preparar la piel ante factores externos como sol o contaminación.
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Cómo armar tu slow morning
Lo primero es cambiar el chip, no necesitas una hora libre ni convertirte en influencer de wellness. Solo se trata de regalarte unos minutos para arrancar el día con calma.
El primer "check" de tu día en cosas por hacer.(Biserka Stojanovic/Getty Images/iStockphoto)
Empieza por despertar con intención. En vez de brincar de la cama con el sonido agresivo de la alarma, prueba poner tonos suaves o una playlist relajante. Estírate un poco, respira profundo y deja que tu cuerpo despierte sin prisa.
Después, dedica un momento a tu skincare básico, limpia tu cara, hidrata y no olvides el protector solar. Son pasos rápidos, pero hacen que te sientas fresco y listo para el día. Deja tus productos listos desde la noche anterior para que no tengas que buscarlos medio dormido.
Te contamos todo lo que sí o sí debes saber sobre el protector solar antes de irte a la playa (o a la oficina).(Marco VDM/Getty Images)
Si tienes cinco minutos extra, haz journaling o una breve reflexión. No necesitas escribir un ensayo, anota lo que agradeces, una intención para el día o incluso un doodle. Esto ayuda a ordenar tus ideas y empezar con la mente despejada.
La parte más deliciosa, desayuna bonito. Puede ser algo súper simple como fruta, pan tostado o café, pero siéntate a disfrutarlo en vez de comer corriendo. Cuando le das unos minutos a la comida, hasta el sabor cambia.
Come y disfruta todo lo que Europa tiene para ti.(I love takeing photos and i thin/Getty Images/iStockphoto)
Finalmente, acompaña todo con música o una playlist chill que te ponga de buen humor. Nada de noticias que te estresen o canciones demasiado ruidosas. La idea es crear un ambiente que te envuelva en calma antes de que empiece el rush del día.
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Obstáculos comunes (y cómo sortearlos)
“No tengo tiempo”: Empieza con algo mínimo (5 minutos de journaling o un facial express) y ve sumando. Lo pequeño se vuelve hábito.
Despertar cansado o dormir mal: mejorando tu sueño (horario constante, evitar pantallas antes de dormir) la mañana siguiente ya se siente distinto.
Ambiente rush: prepara cosas la noche anterior, ropa, café, libreta. Que al despertar ya no tengas que improvisar.
Organization and planning(Olga PS/Getty Images/iStockphoto)
¿Qué pasa si lo haces por un mes?
Si mantienes esta rutina de mañanas lentas por unas semanas:
Sentirás que empiezas los días con más paz y menos urgencia.
Tu estado de ánimo podría mejorar con menos irritabilidad, más capacidad de enfocarte.
Se vuelve un espacio que disfrutas como ese café lento, el journaling, la piel cuidada.