Hay regalos de Día del padre que se olvidan rápido (camisas, corbatas, la típica botella…), y luego está esto: Un día en un buen spa, una experiencia que, de verdad, no va a olvidar.
Una gran opción es Spa Marquis, dentro del icónico Hotel Marquis Reforma. Te contamos todo sobre los servicios que ofrecen.
Desde que entras, el mood cambia. Literalmente bajas el ritmo. Son más de 1,500 metros cuadrados diseñados para que te relajes, desconectes y –sin exagerar– renazcas. Alberca techada climatizada, jacuzzi, sauna, vapor… todo rodeado de luz natural, aromas deliciosos y música suave que, sin darte cuenta, te va metiendo en modo zen. La experiencia comienza desde la recepción, con un equipo que te hace sentir como si fueras la persona más importante del día (y eso, seamos honestos, no pasa en todos lados).
Entre sus atractivos servicios destaca el Signature Marquis, el tratamiento estrella del lugar: una combinación de exfoliación, envoltura corporal y un masaje personalizado que, honestamente, te deja flotando. Sales con la piel suave, el cuerpo liviano y la mente despejada. Esta es la opción ideal si tu papá es de esos que nunca se detienen por trabajo, estrés y pendientes infinitos, esto le caería como un verdadero reset.
Y si quieres llevarlo a un siguiente nivel, el menú de tratamientos incluye opciones que no se ven en todos lados: rituales inspirados en tradiciones ancestrales mexicanas como el baño de hierbas conocido como Pachamama o los rituales de copal y cacao, experiencias que convierten el momento en una experiencia más espiritual.
Y ojo, este no es solo un spa bonito. El nivel de los terapeutas es altísimo: están certificados, tienen una sensibilidad increíble para entender lo que tu cuerpo necesita y saben exactamente cómo llevarte a ese punto de relajación total donde casi te olvidas de que estás en la ciudad. También es de reconocerse la atención a los detalles: desde la temperatura perfecta de la sala, hasta la aromaterapia sutil que te acompaña sin ser molesta. Todo está pensado para que vivas una experiencia de bienestar completa.
El Spa tiene opciones para parejas en cabina compartida (con vinito espumoso, fresas, trufas o macarons incluidos… hello, lujo). Es un planazo si quieres regalarle una experiencia en pareja o, por qué no, acompañarlo tú y convertirlo en un momento de conexión padre-hijo fuera de lo común.
Además, si es del tipo que no se salta su rutina de ejercicio ni de vacaciones, el Fitness Center del hotel está a la altura. Equipado con todo lo necesario, con un domo de luz natural que hace que hasta el cardio más intenso se sienta inspirador. También hay clases personalizadas, así que puedes diseñar una jornada completa de bienestar.
El Spa Marquis abre de lunes a sábado de 9:00 a.m. a 10:00 p.m., y los domingos cierra a las 8:00 p.m. No hay pretextos. De verdad, el tiempo parece detenerse ahí abajo: el ruido, el caos, el estrés… todo se queda afuera.
Puedes reservar una cita en la mañana y luego llevarlo a comer en el restaurante Heritage Bistro Bar, ubicado en el mismo hotel bajo un concepto de cocina de brasa deliciosa, en su menú encontrarás platillos de mar y tierra para satisfacer hasta los paladares más exigentes. Este es sin duda el mejor plan para el Día del padre.
Y como cereza en el pastel, el Hotel Marquis Reforma forma parte de The Leading Hotels of the World, una colección que solo incluye a los hoteles más exclusivos y con estándares de hospitalidad altísimos. Eso se nota en cada rincón del spa: desde las cabinas de masaje hasta las áreas húmedas (que, por cierto, están separadas por género para mayor comodidad).
En fin, si estás buscando un regalo que no sea material, sino experiencia, que recodará siempre, este spa es una gran apuesta.
