Y así nació este documental, dedicado a las víctimas de la Covid-19 que se estrena mañana, una película realizada a partir de 4.500 vídeos de 38 países que han constituido "el proyecto colaborativo más grande de un artista en lengua hispana" y en los que decenas de ciudadanos comparten sus experiencias y sentimientos en relación a la pandemia, incluido Alejandro Sanz, que abre su intimidad al público.
"Compartí mi intimidad con la gente porque me parecía un ejercicio de justicia: la gente ha mostrado su casa, cómo han vivido, mucho más allá de su habitación, ha mostrado su alma y me parecía de justicia corresponder con lo mismo, contar mis vivencias y no mirarlo todo desde un balcón, nunca mejor dicho, sino bajar a la calle y contar la historia como la viví yo también", ha explicado el artista en una entrevista con Efe.

En el documental se puede ver a Alejandro Sanz conversando por videollamada con sus cuatro hijos, a su pareja, las charlas que tuvo a través de la pantalla con otros artistas, amigos y colegas...
Para él lo más difícil, ha confesado, fue estar separado de sus hijos. Pero ha recordado que la suya "es una historia más de todas las historias de separación que han existido durante la pandemia en el mundo entero".
Porque, desde ciudades españolas a Nueva York, de la Patagonia a Kenia, Maldivas, Colombia, Argentina, Japón.... centenares de personas anónimas narran su día a día durante esas primeras semanas del confinamiento, cantan, lloran, bailan y cuentan sus estados de ánimo y sus miedos, con la música de Sanz como banda sonora.