Jennifer Lawrence se ha ganado a pulso a lo largo de los últimos años, que para eso se ha encargado personalmente de cultivarla, fama de fiestera y de ingerir alguna que otra copa de más durante esas celebraciones caseras a las que le invitan sus mejores amigos del mundo del espectáculo, como el clan Kardashian, o que organiza ella misma.
Quienes hayan llegado a pensar que su condición de casada y la reputación de hombre serio y discreto que tiene Cooke Maroney, el marchante de arte con el que contrajo matrimonio a finales del año pasado, podrían haberle calmado un poco en ese sentido, se equivocan por completo.
Y es que la estrella de Hollywood sigue organizando pijamadas casi de forma semanal que, entre otras cosas, obligan a su esposo a dormir en el cuarto de invitados.
"El problema de estas reuniones es que nunca sabes cuándo van a terminar. El otro día vino una amiga a pasar la noche conmigo y la verdad es que no fue algo que tuviéramos planeado en esta ocasión. Al final dormimos las dos en mi cama y mi marido tuvo que irse a la habitación de invitados. Pero no le importa, sabe perfectamente cómo funcionan estas cosas", bromeó Jennifer Lawrence en su aparición de esta semana en el podcast Absolutely Not.
Afortunadamente para Jennifer Lawrence, esos malos presagios que tanto ella como sus amigas tenían acerca de su futuro estilo de vida en el matrimonio no se han cumplido, ya que tratan de reunirse con tanta frecuencia como les resulte posible y no se limitan a la hora de sacar el máximo partido a la noche.
"Nos daba miedo que las cosas fueran a cambiar, pero no ha sido así. Es que con mis mejores amigas siempre he tenido ese tipo de relación. ¡Nos encanta una buena fiesta del pijama!", afirmó orgullosa Jennifer Lawrence.