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Mi encuentro con Naian González Norvind en NY

El director Diego del Río nos cuenta su experiencia con la actriz mexicana que triunfa en la Gran Manzana
mar 18 abril 2017 04:34 PM
Naian González Norvind
Naian González Norvind La actriz está triunfando en NY con la obra "How to transcend a happy marriage" (Foto: Flavia Martínez)

La fui a ver a su obra en el Lincoln Center (¡sí, el Lincoln Center en Nueva York!). Aunque no la había tratado mucho en el pasado, como mexicano, sentarte en una butaca en una de las capitales mundiales del teatro y ver triunfando a una colega de tu país, es muy emocionante.

La obra empezó y justo antes de que terminara el primer acto salió Naian, con una presencia muy contundente y con reacciones nada obvias. Aunque tiene casi una década más, hace el personaje de una chava de 17 años. Es una actriz interesante e intensa. Interesante porque es compleja, con una energía potente pero no desbordada, con una voz conectada y clara, con un sentido de comedia sutil y con cierto aire nostálgico, como introspectivo. Intensa porque es arriesgada y apasionada, porque su trabajo tiene una animalidad latente, pero no deja de ser una actriz sutil.

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Siguió la obra (How to transcend a happy marriage, la nueva obra de la famosa dramaturga Sarah Ruhl) en la que Naian comparte escena con Marisa Tomei y después nos fuimos a comer. Hablamos de teatro, de actuación, de nuestras carreras. Nos confesamos algunas cosas de nuestros sueños y de las dificultades que a veces hay en el proceso.

Naian es hija de la actriz mexicana Nailea Norvind. Yo así la conocí. Dirigí a Nailea en mi primera obra, Espejos de Annie Baker, y aunque en ese momento no conocí a Naian porque estaba estudiando un Major en Literatura y un Minor en cine en la Sorbonne de París, Nailea hablaba de su hija con mucho orgullo. Después, Naian regresó a México y nos encontramos casualmente un par de veces. Cuando supe que estaba haciendo su segunda obra en el LCT (la primera fue el año pasado: Her requiem), decidí que quería escribir sobre ella porque sé lo complejo que es encontrar un lugar en un universo tan competitivo como NY, y me enorgullece que nos esté "representando" de alguna manera allá.

Naian González Norvind
Tiene una vida muy activa en NY

Naian tiene mucho bagaje y se nota. No sólo es guapa, tipo europeo como su mamá, sino que es una mujer profunda. Su mirada transmite muchas cosas. Es franca y aunque sigue teniendo algo de niña, también transmite mucha madurez (en el escenario y en la vida). Es, además, una mujer culta que sabe lo que quiere y que no tiene miedo a trabajar para conseguirlo, pero lo que más disfruté de estar con ella es darme cuenta que la vida la sigue sorprendiendo y eso le emociona. Que no siente que "ya se la sabe" o que "ya llegó". Me identifiqué en eso con ella.

Naian estudió actuación después de su paso por París en la London Academy of Music & Dramatic Arts. A la par estuvo agarrando proyectos interesantes, sobre todo de televisión y cine independiente en México. Trabajó con Giménez Cacho en Crónica de castas, por ejemplo. Después se fue a Nueva York. Hace un año me enteré que hacía su debut en el teatro gringo con la obra The rock garden de Sam Shepard y justo después hizo su debut en el Lincoln Center, la serie Gotham, The devil you know (HBO) y hoy está en temporada con su segunda obra en el Lincoln Center, desarrollando otro "original role". Le ha pegado sobretodo al teatro, aunque no era lo que inicialmente esperaba. Digamos que la ha sorprendido.

Me confiesa que vivir en Nueva York no es nada fácil. La ciudad puede ser tremendamente solitaria en medio de tanta velocidad. Los días acá se sienten como horas, dice. Naian además es muy familiar, extraña a sus papás, a su hermana y a sus amigos, aunque cuando vuelve a la Ciudad de México su ritmo ya es casi neoyorkino. Camina muy rápido por la calle hasta que algún amigo le hace ver que el ritmo acá no tiene por qué ser tan, tan acelerado.

Actriz
Ha hecho de todo en NY, hasta ser niñera, con tal de cumplir sus sueños

Le pregunto cuál es su casa y me dice que México, aunque la línea se ha ido borrando y la respuesta cada vez es menos clara. Al final Nueva York le dio la bienvenida, y no a todos los que lo intentan les pasa, pero para ella su hogar es donde está la gente que quiere.

Además de actuar, trabaja de varias cosas. Ha sido mesera, ha vendido café y jugos y es también babysitter. Ahorita por el teatro se puede dar el lujo de sólo ser babysitter una vez a la semana y hacer traducciones esporádicas de textos del inglés al español. Por semana hace entre tres y cuatro audiciones. En promedio, cada tres semanas la pega en un callback y cada dos meses agarra un proyecto. Es un ritmazo para una actriz allá. Lo que le gusta de NY es que la castean para personajes más diversos que en México, aunque también audiciona constantemente aquí, sobre todo para el cine mexicano que le interesa mucho. Estudia noruego en su tiempo libre y también escribe. Está coescribiendo el guión de un largometraje que además protagonizaría y quiere empezar a preproducir próximamente. Tiene muchos planes, aunque no piensa tanto en el futuro. Va viviendo el presente.

Hablamos de actuación y se ve que realmente le apasiona, que está comprometida con su carrera y que quiere retos. Me habla de cómo ella piensa que los personajes te escogen y que aparecen para enseñarte cosas de tu vida. Yo comparto su sentir. Me habla de cómo le gusta relacionarse con los directores y con sus compañeros actores. Me habla de su vida en medio de dos actrices fuertes: su mamá, Nailea, y su hermana menor, Tessa. Lo padre de las Norvind es que, aunque tienen el sello del apellido, son genuinas las tres y en realidad, si te fijas bien, no se parecen.

Norvind
La vena actoral la trae de familia

Le conté mis reflexiones, a partir de este viaje, sobre la pasión en el teatro y nos quedamos hablando un buen rato de Ben Platt y de Sally Field. De que los dos admiramos a Sam Gold y a Joe Mantello. De que me hubiera gustado estudiar en Juilliard. Me dice "investiga y ven a hacer un intensivo". Tiene razón. De Paulette Hernandez y de Adriana Llabrés dos contemporáneas suyas que admira. De la dupla que he hecho con Adriana y cómo se ha convertido en una especie de musa creativa para mí. Me habla de mi versión de La Gaviota y de cómo la actuación de Blanca Guerra todavía vive en ella. Al final, le compartí que en este viaje he concluido que la clave para que el artista sea artista siempre, es mantenerse joven. No perder la pasión de la primera audición, el respeto y el miedo de la primera vez que pisas el escenario, o en mi caso, del proceso de ensayos de mi primera obra, etcétera. Coincide. Nos prometimos tratar de ser jóvenes siempre, como Sally Field.

Al final me despido de ella para irme a ver una última obra de teatro en el viaje. Me explica cómo llegar porque es en Brooklyn, donde ella vive. La dejo con su mejor amiga que llegó justo a visitarla de México por diez días, a compartir el éxito de su amiga y verla en el teatro por primera vez. Me quedo con las ganas de compartir más con ella y del momento en el que me toque dirigirla... Ya llegará el tiempo.

*Diego Del Río es director de teatro y entre sus obras se encuentran "Rent", "Master Class", "Wit" y "El Chofer y la Señora Daisy".

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