Bárbara y Montse en las piedras de Petra
FOTOS: Montse y Bárbara en su aventura africana
“Desde que vi una película de Indiana Jones me dio mucha curiosidad saber dónde estaba Petra y si realmente existía un lugar así”, confiesa Bárbara mientras sus ojos se llenan con ese brillo que sólo los buenos recuerdos provocan. Hace unas semanas, la empresaria y Montserrat Oliver hicieron un espacio en sus agendas para conocer este sitio arqueológico ubicado en Medio Oriente. Las inseparables amigas llegaron a Ammán, capital de Jordania, donde rentaron un coche y manejaron durante tres horas hasta llegar al esperado destino. “Petra es una de las ciudades más interesantes y bellas que he visitado –cuenta Bárbara–. Su gente es buena y no está maleada. Sus habitantes aman al rey Abdalá y a su esposa, Rania de Jordania... son lo máximo para todos”.
SIEMPRE HACEN CLICK Divertidas y aventureras, Bárbara y Montse hicieron una parada de camino a Petra para comprarse un outfit de beduinas. “No nos gusta vernos como turistas y queríamos tomarnos fotos con ropa local”, recuerda Oliver. Las amigas sacaron más de 400 imágenes en apenas cuatro horas, con varios cambios de look: “Nos pusieron un turbante con el que parecíamos ‘Lawrence de Arabia’, más tarde, un beduino nos pintó una rayita negra adentro de los ojos, como sustituto de lentes de sol, y nos compramos unos adornos con moneditas para taparnos la boca y nariz… ¡Total que parecíamos parte de la atracción! La gente se tomaba fotos con nosotras pensando que para eso estábamos ahí”, comenta entre risas Bárbara.
LA MÁGICA DESPEDIDA La empresaria y la conductora hicieron recorridos en caballo, camello y hasta en burro. “Se nos puso la piel chinita cuando vimos entre las piedras la entrada a The Treasury, la construcción más famosa de Petra. Hasta nos dieron ganas de llorar”, platica Montse.
Dejar Jordania fue difícil, especialmente para Bárbara: “Sentí una conexión con mi abuelita paterna que se acaba de morir y no pude despedirme... Platiqué con ella en Petra”. Con este emotivo adiós, las amigas abandonaron el lugar felices de que, al final del día, habían hecho realidad otro de sus sueños.