La última década, por lo menos, ha sido de prueba y experimentación. Intentar llevar el entretenimiento en casa a otro nivel más allá del DVD, mucho más lejos de la televisión por cable que durante años se ofertó como el caviar del entretenimiento.
Con lo que las plataformas de streaming sedujeron a las audiencias fue con la idea de libertad y autonomía. Es decir, poder ver lo que quieres, cuando quieres y donde quieres. Tú eres el dueño del tiempo, tú decides. A diferencia de esa televisión que ofrecía los contenidos a un horario específico en un día tal y, donde a veces, había que esperar hasta una semana para ver el siguiente capítulo.

En esa efervescencia, Netflix se colocó como un rey: un monopolio del entretenimiento que ya para 2016, este servicio de video on demand (VOD) estaba disponible casi para todo el mundo a excepción de la región de Crimea y los territorios nacionales de China, Corea del Norte y Siria. Una compañía que comenzó rentando DVD a domicilio se había convertido en una empresa que, tan solo en 2018 reportó ingresos superiores a los 7 mil millones de dólares. Una cifra que lo colocó en el enemigo a vencer.
Pasa que netflix no solo ha abierto la oferta de contenido audiovisual, de paso cambió las reglas de una industria que operó por décadas de una sola forma. Incluso llevó su innovación a personalizar los contenidos y hacerlo desde el famoso algoritmo. Utiliza la big data para tener información de sus suscriptores de una forma sencilla, un proceso que antes podría llevarle a una productora años de estudios de mercado y testeos. Hoy saben quién prefiere la comedia romántica al thriller, ,la comedia de enredos al serial de asesinos y crimen y, a partir de estos datos, operan.