El trabajo de ellos deviene de una pasión por la velocidad. Roberto ha compartido sus triunfos con su familia, la cual desde hace décadas ha estado ligada a las carreras de autos.
“El deporte motor se trae en la sangre, uno nace con el gusto por la velocidad y la adrenalina, no cualquiera aguanta”. Así lo asegura Beto —como le dicen en su familia—, quien a muy temprana edad mostró aptitudes para las pistas y desde los 3 años ha estado sobre ruedas. “Tanto mi hermano como yo tenemos ese amor por la velocidad, empezamos con motos” y cuando tenían 4 y 5 años se montaron en su primer go kart.

Pero Ricardo (su hermano) no es el único que como él ha disfrutado de los autos. Su papá, Roberto González Moreno –quien es parte de la dinastía de Roberto González Barrera (fundador de Banorte y de Gruma)–, también es un apasionado del automovilismo.
“Mi papá también corrió. Él fue quien nos inició, nuestro maestro, nunca fuimos a una escuela de manejo, más bien él se dedicó a entrenarnos. Yo inicié a finales de los 80 corriendo en campeonatos nacionales y luego en los mundiales, pero en 1994 fue cuando di el paso a los autos, participé en todo tipo de campeonatos: desde fórmula 2, 3 y 4, fórmula 3000, la indy, sólo me faltó fórmula 1”, recuerda.