Fer fue la típica niña que andaba con su cámara y se la pasaba haciendo retratos a los que estaban cerca. Irónicamente eso es justo lo que menos disfruta hacer en este momento; fotografiar gente. Agundis es de esas fotógrafas que prefiere capturar imágenes de paisajes y objetos antes que personas.
Hacer y vivir de lo que más le gusta
Todo dejó de ser un hobbie cuando vendió su primer foto.“¡Igual y no soy tan mala!. No si alguien quiere pagar por tener una imagen mía colgada en la pared”, pensó Fernanda, quien también ha explorado el campo de la fotografía abstracta.
Se describe como una cazadora de momentos y memorias, alguien que disfruta de la tecnología fotográfica y sus avances, pero que de nada servirían sin un objetivo natural para retratar.

Se la pasa buscando lugares nuevos para fotografiar, afortunadamente, dice entre risas, su esposo es lo bastante paciente como para esperar por ella cuando están de viaje. Él sabe perfecto que si la luz y el paisaje se prestan, su esposa no se moverá hasta lograr una buena imagen.
Su parte favorita es cuando la foto la sorprende a la hora de editarla, es decir, cuando estudia la imagen con calma y resulta algo inesperado o variando a lo que originalmente planeó.