Los tenistas rusos y bielorrusos podrán participar en la nueva edición del
que dará comienzo a finales de este mes de agosto.
Sin embargo, ahora la USTA, organizadora del último grand slam de la temporada, podría generar un gran dilema entre estos deportistas. Algunos de ellos han expresado con rotundidad su rechazo a la guerra iniciada por Vladímir Putin, pero tampoco quieren que se les considere antipatriotas o traidores en su país natal.
La federación se está planteando organizar un partido de exhibición para recaudar fondos en beneficio de las víctimas de la invasión de Ucrania, que se remonta ya a principios del mes de febrero.
Y habría animado encarecidamente a los tenistas tanto rusos como bielorrusos, vetados previamente por Wimbledon, a que jueguen para demostrar así su indignación ante las acciones militares del Kremlin.
Se desconoce qué harán grandes figuras de la raqueta como el actual número uno del mundo, Daniil Medvedev, el segundo mejor jugador del país a día de hoy, Andrey Rublev, o el también talentoso Karen Jachanov.
Victoria Azarenka, una de las mejores deportistas bielorrusas de la historia, tampoco se ha pronunciado aún sobre la respuesta que dará a semejante invitación.