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#DesdeRusia: Así se vivió la victoria de la Selección en el estadio Luzhniki

Te narramos los sentimientos de los mexicano que presenciaron el gran triunfo de México ante Alemania.
dom 17 junio 2018 01:25 PM
Afición mexicana.
Afición mexicana. Afición mexicana. (Foto: Shutterstock)

Así es el fútbol. Sorpresivo y bello. La Selección Nacional tenía a todos preocupados porque se enfrentaría en su partido de apertura contra Alemania, campeón del mundo, después de un flojísimo cierre premundialista.

Pero El Tri y el director técnico Carlos Osorio cambiaron el escepticismo y pesimismo de la afición por un júbilo que hizo retumbar a todo el estadio Luzhniki, en Moscú.

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Tras el silbatazo final, que nos dio la victoria 1-0 por la anotación de Irving Lozano, el “Cielito lindo” inundó las gradas. Mientras se desgarraban las gargantas, llovía cerveza y a nadie le importaba. La emoción era tal que el fan que acaba de ser empapado abrazaba a quien lo había bañado.

El “sí se pudo” sonaba duro, como un grito de guerra al momento en que los alemanes abandonaban sus asientos, fríos, como el primer tiempo que dieron sus jugadores.

Llevar la camisa verde ya no era motivo de que te vieran como una próxima víctima, como sucedía antes del partido, los rusos y demás aficionados hacían reverencia cuando la marea verde pasaba saltando y cantando “En dónde están, en dónde están, los alemanes que nos iban a ganar”.

nullLos más pícaros y subidos de copas bajaban las escaleras diciendo “fue impresionanti”, en alusión al video sexual de Zague, quien por cierto es el muso de decenas de porras picantes que lo extranjeros no alcanzan a entender... ni los mexicanos a explicar.

A la salida del estadio, a los colombianos que portaban la playera amarilla se les pedía perdón por dudar del ortodoxo sistema de Osorio. Aceptábamos que nos había callado la boca. Pero lo cierto es que todos gritaban y bailaban.

Como en Moscú se puede beber en la calle, la fiesta promete. Todos se preguntan a dónde irán. No importa, la fiesta, el festejo a ritmo de mariachi, es en la calle y todos estarán invitados, hasta los alemanes, así de grande es nuestra alegría.

Mañana se amanecerá afónico. Y será bello sentir la garganta descartada. Habrá valido la pena.

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