Apenas el mes pasado se dijo que el príncipe Harry había dejado claro, durante su última visita a Reino Unido a finales de junio, que deseaba que su hija Lilibet Diana Mountbatten-Windsor fuera bautizada en Windsor con todos los protocolos reales.
De hecho, se sabe que ningún miembro de la familia real que no haya sido bautizado en Reino Unido podría ocupar el trono en un futuro, por esa razón se creía que los duques de Sussex deseaban que el bautizo se celebrara allá.
Sin embargo, es ahora que Richard Fitzwilliams, experto en temas de realeza, asegura que eso no está más alejado de la realidad.
Lo que realmente quieren hacer Meghan Markle y el príncipe Harry es lo que no pudieron hacer con Archie por aún formar parte como miembros activos de la Casa Real: tener un bautizo privado y secreto.
“El bautizo será en el estado natal de Meghan (California) y con el secretismo pero sin la controversia que rodeó el bautizo de Archie”, ha asegurado Fitzwilliams.
Así que aquellas fotos oficiales con la bebé en brazos de su mamá y rodeados de los familiares más cercanos tras la ceremonia jamás se tendrán. Tanto así que tal parece no invitarán ni a la reina Isabel II o algún otro miembro de la familia real.
“Los Sussex fueron enfáticos en que tenían la intención de hacer las cosas a su manera”, aseguró una fuente a The Mirror. De hecho, todo indica que Meghan y Harry ocultarán la cara de su hija al público lo más que puedan.
Lo mismo harán con Archie, por esa razón las últimas fotos que han publicado del niño, que ya tiene dos años, han sido o muy lejanas o sin mostrar su cara. Su privacidad es lo que más están cuidando los Sussex desde que se mudaron a California.
Así que parece ser que la pequeña y lejana fotografía de Lilibet Diana, quien nació el 4 de junio, sobre el escritorio de Meghan Markle que se “coló” en el video de su cumpleaños 40 será lo único que se tendrá de ella por mucho tiempo.