Aunque pudo no tener una infancia muy feliz, como ella misma lo contaba, sin duda intentó como adulto dar todo el amor que a ella le faltó de niña, a los suyos pero también a desconocidos por igual.
No podemos olvidar las imágenes de Diana de Gales mostrando en público lo mucho que amaba a sus hijos, William y Harry, a quienes llenaba de besos y abrazos cada que podía, jamás le importó cuidar su imagen "de realeza" ante los demás.
También abrazaba a enfermos y desamparados. Siempre estaba en constante búsqueda de cómo poder servir a los demás. Por algo fue llamada La Princesa del Pueblo, puesto que se ganó con sus actos el cariño de la gente.
Su sencillez, su gran corazón y su necesidad por dar se reflejan en las siguientes frases que pronunció en vida pero que, aunque ya sean casi 24 años desde su partida, aún resuenan y siguen presentes.
Llevar a cabo un acto de bondad al azar, sin ninguna expectativa de recompensa, con la certeza de que un día alguien podría hacer lo mismo por ti.
Nada me trae más felicidad que tratar de ayudar a las personas más vulnerables de la sociedad.
Me gustaría ser una reina en el corazón de las personas, pero no me veo siendo la reina de este país.
Creo que la mayor enfermedad mundial hoy en día es de las personas que no se sienten amadas. Yo sé que puedo dar amor durante un minuto, media hora, un día, un mes, pero puedo darlo y estoy muy feliz de hacerlo. Es lo que quiero hacer.
No quiero regalos caros. No quiero comprar nada. Tengo todo lo que quiero. Sólo quiero que alguien esté ahí para mí, sentirme segura y protegida.
Cada uno de nosotros tiene que probar cuánto puede preocuparse por los demás y, en el proceso, cuidar de nosotros mismos.
La familia es lo más importante del mundo.
El mayor problema en el mundo de hoy es la intolerancia.
Hay que dejarse guiar por el corazón, no sólo por la cabeza.
Los abrazos pueden hacer mucho bien, especialmente en los niños.
Me gusta ser un espíritu libre. A algunos no les gusta eso, pero así soy yo.
Siempre me sentí diferente, sentía que estaba en el lugar equivocado.
Vivo por mis hijos, estaría perdida sin ellos.
