Meghan Markle demostró desde un principio que ella también era capaz de provocar lo que hasta entonces se conocía como el 'efecto Kate' en referencia al toque mágico que posee su ahora cuñada para hacer que las existencias de cualquier prenda que se ponga se agoten en cuestión de horas.
En el caso de la exactriz, el hecho de que se incline a menudo por prendas o accesorios dentro de un rango algo más accesible o que no han sido confeccionadas por diseñadores privados -a los que
de ese 'superpoder' y parece haberse propuesto utilizarlo para el bien, dando promoción a diseñadores que apoyan causas humanitarias y echando de paso una mano a conocidos. De cara a esa aparición que supuso su 'presentación' oficial como novia del príncipe Harry se decidió por una camisa blanca de corte masculino que pertenecía a la firma de su amiga Misha Nonoo, y esa no ha sido la única ocasión en que ha actuado de esa manera.
La mejor amiga y estilista oficiosa
para la revista Harper's Bazaar -la primera que ofrece desde la boda de Harry y Meghan, como ha querido recalcar ella- que la duquesa salvó literalmente de la quiebra y el cierre a la marca Nonie, una de sus favoritas, al ponerse uno de sus vestidos-gabardina de cara a un acto oficial en julio de 2018."Ser diseñador es muy duro. Y para los canadienses resulta aún más difícil", explicó Jessica aplaudir el considerado gesto de Meghan.
"En ocasiones lo único que necesitas es ese empujón que lo cambiará todo. Si consigues que una celebridad se ponga uno de tus artículos, es como llegar a lo más alto, es una nueva forma de crear negocio", insiste la empresaria y estrella de Instagram, que reconoce que ella misma trata de ayudar cuando puede a jóvenes diseñadores incluyendo sus creaciones en sus publicaciones en redes sociales.