Para esta entrega, el director creativo eligió el edificio brutalista del Instituto Salk, en San Diego, el cual fue diseñado por Louis Kahn. El inmueble está diseñado como una especie de monasterio que enmarca el sol al atardecer, y fue en ese momento en el que Ghesquière reveló la nueva colección de la marca.

Nicolas Ghesquière eligió tener a los elementos naturales como principales invitados del show, pues se centró en la poderosa energía solar para cada diseño. La evolución de la colección se basa en los cambios de temperatura como regulador del ritmo elíptico. La seda, el cuero, el lino y el tweed son elementos que se vieron en el desfile y que se reflejaban con el sol.