La alimentación complementaria se debe iniciar alrededor de los 6 meses de vida, no antes de los 4 meses y nunca después de los 7 meses.
A los 6 meses de vida la leche materna cubre un 60% del requerimiento energético del bebé y las reservas de hierro y de zinc que el bebé obtiene desde el embarazo hasta el momento de nacimiento, comienzan a agotarse (estos minerales son escenciales para su crecimiento y neurodesarrollo) por lo que es necesario iniciar la alimentación complementaria.
La alimentación complementaria tiene como objetivo:
- Complementar la brecha energética para su requerimiento calórico diario.
- Asegurar la ingesta de micronutrimentos indispensables para su crecimiento y neurodesarrollo.
- Establecer una relación positiva y saludable con los alimentos.
- Favorecer la tolerancia inmunológica a los alimentos alergénicos.
- Probar una variedad diferente de sabores y texturas antes del año de edad.
Se recomienda comenzar la alimentación complementaria con un alimento rico en hierro, este mineral juega un papel fundamental en el desarrollo cognitivo del bebé.
Posteriormente se deberán introducir los 5 grupos de alimentos:
1- Cereales y tubérculos
2- Proteína de origen animal y vegetal
3- Grasas vegetales
4- Verduras
5- Frutas
Teniendo los 5 gupos desde un inicio aseguramos que el bebé está recibiendo todos los micronutrimentos importantes para su desarrollo.
Se puede iniciar la alimentación complementaria ofreciendo trozos fundibles, de una consistencia muy suave, que el cuidador los pueda deshacer aplastándolos suavemente con el dedo índice y pulgar. En ocasiones los bebés no se llevan los trozos de alimento a la boca por lo que también será necesario ofrecer los alimentos con cuchara.