Y qué decir de abril de 2005, cuando la retratamos por primera vez con Lucerito Mijares, a sus casi tres meses de edad. Estos son solo algunos de los momentos que la ‘Novia de América’ nos ha compartido durante los más de 20 años de Quién y hoy, de nueva cuenta, nos abre las puertas de su historia familiar para platicarnos cómo es su día a día de mamá, sobre todo la convivencia al lado de su hija Lucerito, quien ya tiene 17 años y, otra vez, engalana nuestra portada junto a la cantante, además de contarnos sus aspiraciones como actriz de teatro musical.
La cita fue en una locación del Pedregal de San Ángel, en la CDMX. La primera en llegar fue Lucero. Tras saludar a todo el staff, y sin solicitar nada en especial más que solo agua natural, colocó su bolsa de pinturas sobre la mesa. Reveló que compra algunas de ellas en el “mercadito” porque, dice, “hay cosas muy buenas y me encantan”.
Tras guardar su celular, que tiene pegado una estampita de la Virgen de Guadalupe, de la que es muy devota, comenzó a maquillarse mientras le aplicaban un tratamiento hidratante en el pelo para alaciarle los chinos y estar lista para el shooting al que, un ratito después, llegarían Lucerito y su abuela, Lucero León, quien fue testigo, en primera fila, de un momento inolvidable.

El miedo de Lucero cuando nació su hija
“No es mala onda, pero es que yo siempre me maquillo; si alguien más lo hace, me lloran los ojos”, explicaba Lucero. Luego nos recordó aquella vez que nos presentó a Lucerito, quien nació el 2 de febrero de 2005 por cesárea. “Estaba chiquitita, medía 51 centímetros y no sabes, me entró mucho miedo cuando la tuve en mis brazos”, platicó en exclusiva a Quién.
Aunque Lucero ya había sido mamá, cuando nació ‘La Beba’, como le llaman de cariño, se volvió miedosa y aprehensiva. “Antes, me quería aventar del paracaídas, ir a la montaña rusa o lanzarme del bungee, pero después de ser mamá ya no quieres hacer eso, prefieres no ir muy rápido en el coche porque sabes que existen dos seres maravillosos que te están esperando y a los que no les puedes faltar porque tienes que alimentarlos y cuidarlos. Al verlos tan chiquitos, supe que si yo no estaba, difícilmente ellos iban a sobrevivir”.
Mientras estuvo embarazada, Lucero nunca quiso saber el sexo de su segundo bebé, prefirió que la vida le diera una sorpresa, aunque ella siempre deseó que fuera niña. “Lo decreté, el universo me escuchó y Dios me lo cumplió. Yo decía que después de casarme tendría un niño y a los tres años una niña, y así fue”.
José Manuel y Lucerito son lo más hermoso que en sus 52 años le ha sucedido. “Siendo bebés, muchas veces me les que - daba viendo, me ponía a llorar y no sabía ni por qué. Es un cúmulo de sensaciones inexplicables, de amor, de responsabilidades muy fuertes. Sabes que no te puedes morir hasta ser un buen ejemplo para ellos”.
Para este momento de la entrevista, esa niña de la que hablaba ya había llegado de la escuela. “¿Cómo te fue?”, le preguntó su mamá. “Bien, tengo algo de tarea”, respondió la adolescente que pretendía posar con jeans y playera junto a su mamá. “Lo que pasa es que no me visto muy formal, me gusta ser muy natural, así como soy todos los días”, dijo una Lucerito que no está acostumbrada a dar entrevistas ni a ser el foco público.