La verdad es que la
por el Covid-19 le cayó de perlas a Sherlyn. Además de que pudo terminar las últimas semanas de su embarazo en total tranquilidad, también le ha permitido dedicarse a su bebé las 24 horas del día sin que ningún otro proyecto la interrumpa.
“Creo que esta pandemia ha sido de esos milagros escondidos para mí porque me ha permitido estar todo el tiempo con mi bebé, aprender a comunicarme con él, entender lo que necesita y ha sido como una luna de miel maravillosa”, contó en entrevista con Quién.
Pero no todo ha sido tan feliz como aparenta. La protagonista de Elisa antes del fin del mundo ya había confesado a sus seguidores que “hubo un sustillo” durante el parto: una complicación con el cordón umbilical de último momento que, afortunadamente, los médicos lograron solucionar.
Ahora, a dos meses del nacimiento del bebé,
“Todo caminaba para ser un parto normal. El día que voy a checar con el doctor que todo viniera en orden me dice: ‘Sher, la verdad es que ya estamos con menos líquido amniótico del que debería ser. Vamos a monitorear al bebé’. Y cuando me ponen el monitor veo que empiezan a entrar más doctores al cuarto.
“Veo que traen cara de preocupación y les digo ‘¿Qué pasa?’, y me dice mi doctor ‘Hay cambio de planes: estamos perdiendo los signos vitales del bebé y tenemos que pasar a cirugía en este segundo’”.
En un principio Sherlyn no entendió la gravedad del asunto y se aferró a tener el parto que había soñado.
“Sentía que si no tenía un parto natural le fallaba a mis clases de psicoprofilaxis. Le dije: ‘No, yo quiero tener un parto’ y me respondió ‘No estás entendiendo: no está pasando bien el oxígeno por el cordón umbilical y estamos teniendo problemas. Su frecuencia cardíaca no levanta y ya le dimos tiempo.
“Entramos rapidísimo a cirugía, me pusieron el bloqueo y tuvo que ser muy rápido porque se necrosó el cordón umbilical de André. Se esperaba que viniera más gordito, pero no sabemos en qué momento de las últimas semanas empezó a dejar de funcionar bien el cordón”.
Afortunadamente, la rapidez con la que trabajó el equipo médico logró evitar un problema irreversible.
“Cuando terminamos la cirugía me dijo el doctor ‘Hoy Dios estuvo aquí presente. Yo nunca hablo de esas cosas con los pacientes, pero tuve miedo. Afortunadamente actuamos a tiempo porque un ratito más y la historia no hubiera sido la misma y hubiera podido tener consecuencias de un daño cerebral muy fuerte’. Nunca piensas que te puede pasar a ti con un embarazo tan sano”, nos contó Sherlyn.