Hace un año y medio el mundo de
“Es un disco totalmente dedicado a mi bebé, a como quiero que ella experimente el mundo: en donde las mujeres y las niñas tengan la posibilidad de convertirse en lo que ellas quieran ser, siempre con ese sentimiento de libertad; su nombre, Franca, eso es lo que significa, entonces para mí fue una influencia muy grande” explicó Ximena, en entrevista con Quién.
Sariñana abrazó la maternidad como un aprendizaje que “cambia todo, la visión, creo que ha hecho que quiera hacer música con más sentido social, de invitar a que haya mensajes, que el impacto sea positivo en general. Más allá de que te cambia el cuerpo, los horarios, la dinámica, las responsabilidades, las prioridades, nadie te lo cuenta o te prepara para esto”, explicó.
Franca le da grandes enseñanzas, una de las más importantes, compartió Ximena, fue que “no tengo el control de las cosas, que al final mi hija es una persona individual, que tiene su propia agenda, ritmo, maneras de ser, diferentes a las tuyas, y es muy bonito formar parte de ello, el vivir en el aquí y en el ahora, todo la maravilla, todo es nuevo y una oportunidad para conectar”.
Apasionada por apoyar causas sociales —recientemente fue nombrada Agente de Cambio en los MTV MIAW— expresó cuál es el sueño que tiene para su bebé: “Quiero que se convierta en ella, que crezca sabiendo que es un individuo y que puede irse a donde quiera, que es libre para escoger, es muy bonito verla en ese aspecto convertirse en la personita que es”.
Un aventura colosal
Hoy Ximena Sariñana se presenta en el Auditorio Nacional con un recital que está estructurado para conquistar a sus seguidores, pero también a Franca: “Me encanta cómo percibe mi música, es la más fan de mis conciertos, me gusta saber que parte de lo que hice fue pensando en que ella lo pudiera disfrutar también”, dijo.
De su presentación en el Coloso de Reforma aceptó que está “emocionada, es una especie de celebración de 11 años de carrera, un momento muy importante de mi carrera definitivamente. Es un concierto que tiene de todo, te diviertes con mucho baile, hay escenografía padrísima, visuales increíbles, coreografía y un repertorio muy variado”.
Un sueño cumplido
Desde que tenía seis años, Ximena hace teatro y soñó con algún día ser actriz y cantante, primero como hobby, hasta que ese gusto se transformó en su manera de subsistir y mantener a Franca: “Le tenía que rogar a mis papás que me dejaran, tenía que sacar buenas calificaciones en la escuela, era mi peor pesadilla”, contó.
El peso del apellido Sariñana en su camino para convertirse en parte de la escena independiente de México fue para ella: “En general muy positivo, más por el lado personal que por otra cosa; el contar con una familia como la que tengo, con mis papás que tienen mucha experiencia en el proceso creativo.
“Las repercusiones que eso tiene, dejar ir las canciones que son tuyas, cuando se vuelven del público, y cómo te hace sentir eso, a lo mejor son cosas muy íntimas y difíciles de compartir, y yo lo hago con una familia con experiencia en eso. Mucha gente envidiosa podría decir que la he tenido más fácil, pero no dejó que me afecte”, finalizó.