Bárbara Berger la mujer que nació para coleccionar
Ésta no fue una entrevista convencional. En cuanto el equipo de Quién llegó al lugar de la cita, la dueña de unas de las colecciones más originales del mundo se dispuso a montar, de manera imprevista, una instalación inspirada en la novela de Alicia en el país de las maravillas. En el espacio de un desayunador, Barbara expuso su obra: cuatro de sus múltiples vestidos antiguos fueron acomodados en sillones a manera de “estar sentados” para tomar el té.
Mientras la señora Berger colocaba las piezas en sus respectivos asientos contaba, todo el tiempo en inglés, la historia de cada uno de los diseños. “El vestido floreado es de la marca Scassi, pertenecía a Yasmin Aga Khan, hija de Rita Hayworth y del príncipe Aly Khan”. Barbara confesó que ese modelito lo compró en 1970 y que lo usó para la boda de su hijo Serge –fruto de su primer matrimonio con Silvio Maurice–. “Mira, el blanco con encaje negro es de Oscar de la Renta, es de mis diseñadores favoritos. Ese vestido es de la década de los 80”, explicaba con todo detalle la entrevistada, quien le daba la categoría de obras de arte a sus adquisiciones. “El color crema de encaje es de Christian Dior, lo compré en 1960 en la boutique de París. ¿Sabías que ahí, en Dior, tienen un apartado especial de ropa vintage de la marca? Soy una verdadera adicta a ese lugar”.
“UN COLECCIONISTA NACE, NO SE HACE” Barbara nació en Nueva York, pero en realidad es una ciudadana del mundo. Aunque radica en México desde hace aproximadamente dos décadas, la mayor parte del año se la pasa viajando con su actual esposo Mauricio Berger, quien llegó de Bélgica a nuestro país a los 13 años. Si se pudiera fechar, se diría que el arte de coleccionar empezó para la protagonista de esta historia cuando murió su mamá Eleonor, a quien le encantaban las alhajas. Barbara tenía tan sólo 13 años y heredó el tesoro de su madre. A partir de entonces, comenzó a reunir todo tipo de objetos: muñecas, cerámica, bolsos de época, porcelana, vestidos antiguos y su máxima pasión, las joyas. Sin embargo, “un coleccionista nace, no se hace” enfatiza la entrevistada tras la pregunta de cuándo fue el momento preciso en que se convirtió en coleccionista. “No es un gusto adquirido, sino algo con lo que se viene al mundo”. Madame Berger no tiene empacho en confesar que su colección de ropa vintage, que empezó a hacer desde los 16 años, tiene como principales proveedores a los mercados de pulgas del mundo. “París es donde más opciones hay y donde he comprado casi todo lo que tengo”. Pero la ropa que adquiere no sólo es para acrecentar su acervo, también la usa en su día a día, incluso asiste con ella a las sofisticadas fiestas que la invitan, mismas a las que acude acompañada de su inseparable Mauricio, su extraordinario compañero desde hace 28 años.
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