Mauricio González-Gordon fue el anfitrión de las celebraciones que Casa Domecq organizó por sus 50 años en México. Los múltiples eventos se realizaron en Valle de Guadalupe e iniciaron con una parada que se ha vuelto obligada para los visitantes de esta espectacular región vinícola. La Casa de la Langosta en Puerto Nuevo recibió a los invitados a esta fiesta para comer la tradicional langosta con arroz, frijoles y tortillas de harina conocidas como sobaqueras, festín que fue acompañado de Chateau Domecq Blanco.
Mauricio González-Gordon festeja los 50 años de Bodegas Domecq
La celebración de medio siglo fue en grande e incluyó recorridos por la bodega, distintas experiencias gastronómicas y una espectacular cena de gala.
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Este retiro, además de divertido, fue educativo, ya que los anfitriones planearon una visita por la bodega en la que compartieron la historia y los procesos de producción de los vinos, misma que fue acompañada por una cata en la que se degustaron creaciones chocolateras creadas específicamente para acompañar Chateau Domecq Blanco, Chateau Domecq Tinto y Domecq Reserva Magna.
Pero el día no terminó ahí, ya que en el viñedo la cocina tradicional de Ensenada tuvo un momento protagónico durante la comida que fue acompañada por las etiquetas de Domecq y dos especiales que fueron propuestas por el wine maker Alberto Verdeja. Además del vino, la celebración tuvo otro maridaje a cargo del Ballet Folclórico de Ensenada, que animó el cierre de la comida con Mariachis.
La cena no fue menos espectacular. Estuvo a cargo del chef Vicente Torres, que como Domecq, es un español que vino a México a conquistar con sus sabores. El lugar elegido para esta cena fue la bodega, en la que se montaron mesas largas llenas de elegancia para disfrutar de un menú acompañado por cuatro etiquetas de la línea Prestige: Vasija blanco, Vasija tinto, Domecq Reserva Magna y Domecq Reserva Magna 50 años, un Nebbiolo 2017 envejecido 48 meses en barricas de roble francés.
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Para estos días de fiesta fueron más de 400 las botellas de vino que se descorcharon y es que claro que valía la pena, 50 años merecen un gran homenaje y, lo más importante, los anfitriones compartieron que a pesar se haber colocado la primera piedra de las bodegas hace medio siglo, se ve un futuro aún más exitoso.
“Nuestro compromiso es claro, lo digo de mi parte y de todo el equipo que represento, y que hoy, se mantienen tras bambalinas, llevar a Bodegas Domecq al siguiente nivel en muchos sentidos”, comentó Alberto Verdeja, primer wine maker mexicano de Bodegas Domecq quien ha destacado por seguir innovando en esta industria de tantos años.
Entre las pláticas que los anfitriones tuvieron con los invitados cabe destacar la importancia que tiene en la bodega ser socialmente responsable y Mauricio González-Gordon mencionó que “tenemos un agradecimiento que se transforma en responsabilidad con Valle de Guadalupe, debemos minimizar el impacto ecológico, por lo que estamos reciclando el agua y residuos, contamos con paneles solares y acciones de energía limpia, ya empezamos a cultivar viñas orgánicas y estamos trabajando todos los días en ser más sustentables”.
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