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Video: Más de 80 muertos, tras terremoto en Chile

Un terremoto de 8.8 grados en la escala de Richter sacudió esta madrugada (3:34) el centro sur del país andino.
sáb 27 febrero 2010 08:10 AM
Un terremoto de 8.8 grados en la escala de Richter sacudió esta madrugada (3:34) el centro sur del país andino.
Chile Un terremoto de 8.8 grados en la escala de Richter sacudió esta madrugada (3:34) el centro sur del país andino. (Foto: AP)

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Un terremoto de 8.8 grados en la escala de Richter sacudió esta madrugada el centro de Chile, y causó hasta el momento una persona muerta y que los habitantes de esta capital salieran a las calles ante el temor de réplicas. El fuerte terremoto se registró a las 03:34 hora local (06:34 GMT) y tuvo un minuto y medio de duración, pero para la población el movimiento pareció interminable, y dejó a oscuras a la capital Santiago de Chile. De acuerdo con Servicio Geológico de Estados Unidos el epicentro del sismo se localizó en el mar a 59.4 kilómetros de profundidad, en la región de Maule, a unos 90 kilómetros de Concepción. Hasta el momento las autoridades chilenas reportan una persona muerta por la caída de un muro. Los habitantes de la capital salieron a las calles ante el temor de replicas, por lo que las autoridades hicieron un llamado a la calma.

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¿Cómo se vivió?

Desperté al primer movimiento, incluso pensé que estaba soñando, pero no, la lámpara se movía como jamás la había visto y Valentina me dijo "está temblando", pero todo fue entre sueños de manera vaga, ambigua, impersonal.

Ella se aferró a mi brazo, tan fuerte como es, y en ese momento me mostró un rostro que hace 27 años no había visto, fue como si el terremoto nos hubiera interrumpido haciendo el amor. De hecho, yo la besaba y ella acariciaba mi rostro y su mano suave me decía algo, casi me susurraba al oído algo que yo escuche 17 años antes en una playa en Pichilemu, en la cual las olas transitaban al compás del viento que las movían. Le hablamos a Patricio, nuestro hijo, y él nos dijo que en su departamento, que era el nuestro, el terremoto estuvo a punto de aplastarlo con todos los cuatro pisos superiores, con todo y el pian que tiene nuestro vecino de arriba. De hecho, el piso de arriba se nos estaba cayendo, nos caían encima los trozos de la estructura interior, se despedazaba la capa de yeso que cubre de artificios nuestros espacios interiores. Nikita intuyó de antemano todo lo que iba a pasar, lo supe cuando la vi mirándome exactamente dos segundos antes de que la tierra temblara. Cuando el terremoto comenzó, Nikita estaba ahí, esperándonos, sabiendo en estricto sentido de la vida nos habíamos salvado.

En la calle

Algunos gritos, alarmas disparadas y el ruido de vidrios quebrados siguió al fuerte trepidar de la tierra que despertó esta madrugada a la mitad de los chilenos y que dejó al menos 78 muertos en este país sudamericano. "Dios mío que pase pronto", se escuchó en medio de la noche en un pequeño edificio del tranquilo barrio de Nuñoa, en la zona suroriente de la capital chilena, mientras cuadros, estantes, espejos y adornos caían estrepitosamente al suelo. En medio de la oscuridad, el viejo televisor Samsung de 14 pulgadas se desplazó desde el mueble que lo sostenía y cayó al piso del dormitorio, seguido inmediatamente por un gran espejo de pared. En el living (la sala), una "ponchera" de cristal labrado, una reliquia familiar de más de cien años de antiguedad, se hizo añicos en el piso, mientras copas, tazas y platos quedaban regados por el suelo de la cocina. Con cientos de sismos en el cuerpo, en un país colgado como un balcón cordillerano sobre el océano Pacífico y que tiene el dudoso privilegio de registrar el mayor terremoto en la historia de la humanidad (9.6 grados en Valdivia en 1960), guardamos la calma.

Sentados en la cama, con mi esposa comenzamos a tratar de contactarnos con nuestras hijas y el resto de la familia, pero las comunicaciones estaban colapsadas. La oscuridad, las alarmas y las recurrentes réplicas de más de cinco grados en la escala de Richter, unidas al ulular de las sirenas, hacían más dramático el momento. Las puertas comenzaron a abrirse poco a poco en el edificio ubicado en la Avenida Chile-España. Vecinos en pijama salían a los pasillos, compartían veladoras y se agrupaban en torno a alguna radio a batería, la única fuente de información en ese momento. El amanecer y el paulatino retorno de la electricidad, cortada en forma automática durante el sismo, comenzaron a desnudar la magnitud del terremoto. Desde la Oficina Nacional de Emergencia, la presidenta Michelle Bachelet informaba del terremoto y llamaba a la calma a la ciudadanía, mientras fuentes periodísticas daban cuenta de cortes de carreteras y derrumbe de casas antiguas. La luz del día infunde más confianza y seguridad, pero las réplicas se suceden y uno no deja de pensar que quizás la próxima sea más fuerte. Que Dios nos pille confesados, decía mi abuela.

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