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Él es Fernando Romero, quien construirá el nuevo aeropuerto

El yerno de Carlos Slim y Norman Foster serán los responsables del nuevo rostro de entrada al país. Conoce quién es el arquitecto, quien ha asegurado que desea transformar a México.
mié 03 septiembre 2014 02:00 PM
El yerno de Carlos Slim y Norman Foster serán los responsables del nuevo rostro de entrada al país. Conoce quién es el arquitecto, quien ha asegurado que desea transformar a México.
fernando El yerno de Carlos Slim y Norman Foster serán los responsables del nuevo rostro de entrada al país. Conoce quién es el arquitecto, quien ha asegurado que desea transformar a México. (Foto: Paulina Chávez)

En la edición del 16 de agosto de 2013, publicamos en la revista Quién ® este perfil sobre Fernando Romero, arquitecto y yerno de Carlos Slim. Si quieres leer dicho número en línea no te pierdas nuestro archivo histórico dando click aquí.

"Yo creo la vida es un encuentro entre cosas que uno planea y cosas que llegan a uno de manera incidental", explica el arquitecto detrás del Museo Soumaya, quien nos guía a través de sus obras, la importancia de su familia la par que desvela su motor de acción: "Lo que más me importa es el potencial que tiene México para usar su arquitectura y construir una identidad".

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De profundos ojos azules, tez blanca y una amplia sonrisa, Fernando Romero posa para la fotógrafa de Quién en Archivo Diseño y Arquitectura, espacio que es una iniciativa que comparte con su esposa Soumaya Slim Domit, la cual pretende exponer y promover el diseño. En ningún momento pierde la concentración en la cámara, ni en su teléfono.

PROGRAMA ARQUITECTÓNICO

El arquitecto, que en su haber cuenta con la creación del Museo Soumaya de Plaza Carso, la Casa da Música in Porto, en colaboración con el célebre Rem Koolhas, el Centro de Convenciones G20, en Los Cabos, y la Bridging Teahouse, en la ciudad de Jinhua, en China, es un hombre ocupado. Su atención se divide hoy día entre casi 30 proyectos, algunos sólo en planos, otros en plena obra; la oficina en el Distrito Federal y el despacho de Nueva York, esfuerzo que celebra dos años de existencia; su esposa y sus cuatro hijos; y, una constante preocupación por los alcances de la arquitectura en México. "Creo que hay un gran momento, en el cual el país tiene esa oportunidad histórica, única, no solamente de construir cuantitativamente hablando, sino de construir, además, la identidad del México del futuro", explica Fernando en su despacho en Plaza Carso, al poniente de la Ciudad de México, que sirve como escenario para esta conversación.

"Este gobierno entró con una conciencia de cómo la infraestructura puede generar empleo. Una porción de ese sector de infraestructura, al final se vuelve arquitectura, entonces, creo que hay una oportunidad única, histórica, de que la arquitectura se construya pensando cómo queremos que se vea el México del futuro. En ese aspecto siento que vienen proyectos muy importantes, que ayudarán a construir cómo nos verá el mundo los próximos años", explica el licenciado en Arquitectura, graduado en 1995 de la Universidad Iberoamericana, cuya preocupación por el skyline del Distrito Federal es una constante centrada en funcionalidad, "al final, la ciudad está pasando por un momento que la lleva a revisar sus reservas territoriales para poder hacer nuevos desarrollos que sean más sustentables, que demanden menos para la gente, menos horas de transporte, menos tiempo hombre y menos dinero para poder dar condiciones de vida más atractivas".

Su interés no se limita a la capital del país, "cada estado tiene su propio potencial", continúa, "siento, y estoy convencido, de que si un porcentaje del presupuesto dedicado a infraestructura se dedicará a hacer una infraestructura de calidad y a utilizar el diseño y la arquitectura para poder construir la identidad del país, que sin duda se utilizó en los 50 y 70, pues estoy convencido de que México tiene una oportunidad única, histórica, de cómo utilizar esta macroestabilidad económica en construir una identidad como país y que la arquitectura puede ser la herramienta para lograrlo", comenta centrado.

Una gran cortina roja, casi un telón, cae a su espalda, resguarda otra parte de la oficina, un espacio privado al cual sólo el equipo tiene acceso, frente a él, una enorme pared de vidrio le permite observar el movimiento regular de la oficina: arquitectos, ingenieros y líderes de proyecto, trabajan entre Nueva York y México, una centena de personas que navega virtualmente por el despacho. No hay muros que interrumpan el espacio, no hay separaciones entre cada área, para Romero, la arquitectura es un trabajo en equipo, nunca una labor en solitario.

Inaugura Archivo Diseño y Arquitectura con tan sólo 40 años, un año después es nombrado Honorary Fellow de The American Institute of Architects.
Inaugura Archivo Diseño y Arquitectura con tan sólo 40 años, un año después es nombrado Honorary Fellow de The American Institute of Architects.


"Es que no se puede hacer arquitectura sin el equipo", explica concentrado. "A diferencia de los artistas que hacen una solución o una traducción de su propio mundo, que no responde a un programa y que se vuelve, en un buen sentido, un capricho personal, el hacer arquitectura implica más una plataforma donde un equipo de trabajo tiene que traducir un contexto y tiene que dar una solución a un problema, un problema funcional, que tiene implicaciones técnicas, que tiene que responder socialmente a algo que pueda volverse un objeto funcional, habitable, construible", considera.

BLUE PRINT

Hoy su despacho está a cargo de edificios en siete países, ha impartido cátedra como profesor invitado en la Universidad de Columbia, en Nueva York, conferencias en espacios tan importantes como TEDx Via Della Conciliazione, en Roma, a sus 41 años fue nombrado por The American Institute of Architects como Miembro Honorario, y en diciembre pasado presentó en el Museo Guggenheim, en Nueva York, como pocos lo han hecho, el libro You Are The Context, al cual definió como un work in progress sobre el cambio en los valores tradicionales de la arquitectura, tema que retoma en la conversación, pensando en términos locales "En esta situación de estabilidad macroeconómica, en este proceso de transformación política que está viviendo el país, siento que hay una oportunidad única de crear una identidad a través de la arquitectura".

Mientras revisa los detalles de la Miami Chapel, del nuevo edificio de Mexic-Arte Museum of Texas, cuya fachada se iluminará bajo un gran sol azteca, además de otro proyecto en Perú y uno más en Panama, también se involucra en la revisión de FR-EE, libro editado por Editorial Mapas que "Es muy sencillo pensado para este contexto. Es digerible, en español, accesible, es muy clásico. En ese sentido nos pareció una gran oportunidad para mostrar los proyectos que hemos hecho", explica sobre la edición que se presentará en las próximas semanas.

CIMIENTOS

El devenir de Fernando Romero Havoux en la arquitectura es el resultado de un incidente. "Cuando era pequeño siempre quise ser inventor... la arquitectura tiene algo de eso. Cuando uno hace arquitectura uno está inventado una solución a cada problema", explica, un tanto ensimismado, "yo quería dedicarme a escribir y entré, temporalmente, a arquitectura", dice quien poco imaginaba dar así con su vocación.

"No me aceptaron en Comunicación, entonces entré a Arquitectura, accidentalmente. Luego fui presidente de la sociedad de alumnos y ahí vi que existía un potencial interesante... pero cuando me fui a Europa, a trabajar intensamente con Koolhas, por tres años, reafirmé que me quería dedicar a esto toda mi vida", explica con una sonrisa, sin embargo entre sus recuerdos de infancia ya las obras, los planos y los términos arquitectónicos se cimentaban.

"Mi abuelo (Raúl Romero Erazo) fue alguien que se dedicó junto con mi padre ( Raúl Romero Zenizo) a hacer desarrollos inmobiliarios, pero, sobre todo, fueron los primeros en México que otorgaban crédito a la compra de pequeños terrenos, a gente de escasos recursos, en distintas zonas de la ciudad... hicieron muchas colonias junto con mi bisabuelo (Alejandro Romero Lesbros)", recuerda quien desde niño ya visitaba las obras y vió como se dividían lotes. "Yo creo que cuando era muy pequeño, ya tenía un poco de conciencia sobre el valor de la arquitectura modernista".

A los 29 el World Economic Forum, lo nombra “Global Leader of Tomorrowâ€Â.
A los 29 el World Economic Forum, lo nombra “Global Leader of Tomorrowâ€Â.


Con la mirada al frente, las manos en movimiento, la pluma presta, su gadget esencial, por si debe anotar algo, la voz grave de Romero pasa de un tema a otro, cual si se tratara de las líneas sobre un plano. Siempre ha sido igual, cuando estudiante no abandonaba la biblioteca mas que de vez en cuando, ocasiones que aprovechaba para perderse por las calles de San Ángel "Era, fui, muy introvertido y dediqué mucho tiempo a leer", recuerda y continúa, "y bueno, yo crecí en San Ángel, caminé por sus calles toda mi adolescencia... esa condición de pueblo del sur de la ciudad de México siempre me ha gustado. El Pedregal fue un icono del desarrollo residencial, fue un proyecto visionario en su momento histórico", considera como un guiño.

Lo cierto es que Romero está enamorado de la Ciudad de México, si bien ha sido influenciado por Egipto, Holanda y Nueva York, es en el Distrito Federal en donde encuentra efigies "(...) son proyectos de gran escala, como los del recientemente fallecido Ramírez Vázquez, que, creo, son pequeñas joyas que tiene la Ciudad, desde Antropología al Estadio Azteca. Es la diversidad de la Ciudad de México lo que la distingue, desde un pequeño restaurante en la Roma, con una comida extraordinaria, o un Centro Histórico pensado por una colonia española.... edificios icónicos modernos como los que hay en este contexto. Sin duda, es una Ciudad que ofrece una diversidad y una energía particular, por la cual todos seguimos viviendo aquí, yo creo".

Su interés al centro del perímetro urbano es reflejo de su forma de vida, sus principales apoyos, los casquillos de su obra y punto de apoyo en cada paso son su esposa, Soumaya y sus hijos, a quienes tiene presentes en cada momento. Al preguntarle sobre sus detractores, dice sin dudar: "No creo que sea la palabra, pero bueno, yo creo que toda la gente que no cree que la arquitectura puede ser una herramienta de transformación y de evolución".

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