¿Quién está detrás de Cindy la Regia?

Varias generaciones en México crecieron leyendo tiras cómicas como la de Mafalda o la de Charlie Brown (Peanuts), pero no fue sino hasta el nacimiento de Cindy la Regia que los mexicanos pudimos encontrar en un cartón una parodia a las ansiedades sociales de nuestra propia clase media, y aprendimos a reír de nosotros mismos al lado de la "niña bien" más políticamente incorrecta del papel.

Ricardo Cucamonga dedicó 10 años de su vida profesional al ambiente publicitario en Monterrey (uno que nunca le convenció del todo). Creció influido por Quino y sus personajes a los que dibujaba en forma de garabatos por doquier, pero no fue sino hasta ya entrado en la madurez que descubrió que podía hacer carrera de lo que antes únicamente consideraba un hobby. Y fue ahí que nació Cindy la Regia.

Nos conectamos por teléfono con él para platicar de los orígenes de la rubia más elitista de San Pedro que no puede oír la palabra "pobre" sin ponerse a temblar:

¿De dónde nace tu ahora famosísimo alter ego?

Cindy nació de las anécdotas de una amiga. A mí me hacía mucha gracia y después me di cuenta que ahí podía tomar las ansiedades sociales y desarmarlas, desactivarlas. Partiendo de esas anécdotas fui confeccionando al personaje (mi amiga para nada es como Cindy, eh) y fui seleccionando una serie de temas y situaciones que lo configuraron de una manera más orgánica. Como es la Cindy que ahora conocemos.

¿Qué te impulsó a crearla?

Realmente este personaje, como cualquier tipo de creación, es una excusa para hablar de muchas cosas de lo que ves del mundo. En ese sentido, San Pedro es como Springfield, no es realmente San Pedro real, sino una especie de Macondo personal para hablar de asuntos de los que quiero hablar.

Y curiosamente una gran parte de tus lectores, son precisamente el tipo de niñas con las que Cindy se podría llevar.

Yo usualmente les llego a chavas de 20 a 30 años. Es tanto sorprendente como gratificante tener a un personaje que pueda tocar fibras emocionales y ser entrañable para gente tan diversa. Y no sólo diversa en edad, pero en formas de leerla. Hay gente que odia a la gente como Cindy o gente que se identifica con ella y les gusta.

Últimamente se han acercado niñas muy chavitas, de nueve, doce años y es un público muy nuevo. Fue a partir del primer libro que publiqué que estas niñas se acercaron a Cindy. Encuentran en ella algo desde su perspectiva. Tener fans tan jóvenes es lo que más me ha impresionado.

¿Cómo decides el tipo de situaciones en las que Cindy se va a meter?

Todo obedece a la ley del personaje. Primero tiene que ser el conflicto que la generó, toda esta presión social para casarse y encontrar un buen partido, que es riquísima. Está influenciada por mis lecturas de Jane Austen, todas estas niñas bien de las comarcas inglesas que querían un partidazo. No es un tema nuevo, pero es el centro del personaje.

Los personajes son una posesión diabólica, están dentro de ti como seres reales y de pronto, por más loco que suene, te hablan y te dicen exactamente que quieren y qué van a hacer.

Te tenemos que felicitar por la manera en la que manejas no sólo tu cuenta de Twitter, pero también la de Cindy.

Estos nuevos medios son una bendición. Sin ellos uno no explicaría lo que pasó conmigo, imagínate. Pero también se explica por el uso correcto de estas redes. Funciona si te gusta y si sabes qué es lo que te apasiona y estás comprometido con ello.

Para ti como escritor, ¿cuál es la diferencia entre escribir una tira cómica o un tuit de 140 caracteres?

Yo me considero un humorista y el humor encuentra su cauce hasta en un aforismo (porque esto del Twitter son aforismos). A mí desde que conocí Internet me encantó el medio y creo que se nota. Todo el día estoy ahí. No tengo community managers o asistentes yo hago absolutamente todo: las tiras cómicas, la ilustración, lo que pongo en Twitter, en Facebook.

¿Y cómo te va de haters?

Yo reconozco que soy probablemente el autor con más haters de todo el país (Ríe). Me tocan los más divertidos y los más terribles. También yo sé a qué me meto. Me gusta hacer este tipo de humor políticamente incorrecto, humor por el que muchas personas asumen que yo tengo la misma escasa ética que Cindy, y no entienden que es ficción. Una persona no podría hacer ficción de algo así si pensara como tal.

Pero ya los sabes manejar, seguro.

He aprendido con los años, y me doy cabezazos horribles a veces porque he hecho unos osos tremendos. Me equivoco y me levanto, pero la verdad es muy pequeño en comparación a la gente que constantemente me está diciendo que le gusta lo que hago, me dicen que les gustó el libro, me cuentan anécdotas. Y eso, por más haters que haya, es lo que te llevas.