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En voz de... Kitzia Nin Poniatowska

La conocida publirrelacionista se unió a la causa &#39Octubre Rosa&#39 y nos compartió unas palabras para Quién.com, después de haber sido víctima del cáncer.
mié 05 octubre 2011 07:00 AM
Kitzia Nin Poniatowska La conocida publirrelacionista se unió a la causa 'Octubre Rosa' y nos compartió unas palabras para Quién.com, después de haber sido víctima del cáncer.

"Cuanto más uno ve de destino humano y cuanto más uno examina los resortes secretos de su actuar, más se impresiona de la fuerza de los motivos inconscientes y de las limitaciones de la libre elección".....Carl Jung. "Nadie escoge padecer el cáncer. Nadie decide quién lo supera ó quién termina su camino físico con él".

"Sea cual sea el resultado, todo va a estar bien. Distinto de lo que era antes de, pero va a estar bien". Anaïs Nin, mi tía abuela, decía: "que la vida de uno se contrae o expande dependiendo de sus habilidades", creo que para cualquier sobreviviente, familiar o paciente de cáncer la vida se nos ha contraído y expandido en maneras inexplicables e inesperadas de nuestras habilidades poniendo siempre al límite y a prueba esas mismas habilidades físicas, intelectuales, afectivas y las de nuestra gente.

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No voy a hablar de mí ni de mi experiencia personal porque hacerlo sería adueñarme de algo que nos pertenece, inmerecidamente, de manera distinta pero compartida a todos: el dolor. Ese dolor, nos ayuda a profundizar nuestro conocimiento y entendimiento de uno y de otro. Se requiere sumar compasión con resignación, resiliencia y valentía para aceptarlo; y no me refiero al dolor físico, sino al dolor del alma, al dolor ajeno.

Oscar Wilde decía: "que las riquezas ordinarias se pueden perder, la verdadera riqueza no. En tu alma existen una infinidad de cosas preciosas que nadie te puede arrebatar", al igual que cualquier sobreviviente de una catástrofe, el cáncer es devastador, cada quien tiene una valiosa historia, experiencia y lección de vida por compartir. No podría narrar en primera persona el mosaico de sentimientos, dolencias, vivencias y alegrías que se viven en momentos así. Nadie, absolutamente nadie, es inmune.

Cada quien a través de su propio proceso, el de su familia inmediata, la de origen, sus amigos, empiezan una lucha titánica contra el tiempo, cuesta arriba, esforzarse en los cambios individuales que precisa, también, adecuaciones y cambios en los demás que no siempre son fáciles. En esos momentos de incertidumbre, de negación, de desesperación, también surgen momentos sublimes de aceptación, de certeza, de esperanza, de amor y de voluntad: la radiación de la luminosidad de su corazón, de su valentía, de su coraje empieza a brillar con luminosidad total, es en el momento en que nos encontramos inmersos en la mayor penumbra cuando entendemos la magnitud de nuestra propia luz; en una epifanía que resulta en la convicción de la grandeza del Ser.

Este calor es el reflejo de su propia luz interior brillando fuertemente para que el mundo pueda ser testigo en la analogía del rayo de esperanza iluminado hoy de color rosa. El color que quiera transmitir la voluntad de seguir siendo, de vivir, de ser un día más.

Ahora saben que su momento de brillar ha llegado, no sólo porque tienen algo invaluable que compartir: un testimonio de vida único , sino por que tienen la oportunidad de hacerlo y han sido llamadas a compartirlo.

Compartamos cada quien nuestra historia, no desde la perspectiva de la víctima, sino de la victoria, no hay perdedoras en esta historia.

La grandeza se forja con buenas y malas experiencias, no es el tiempo que cuenta sino el momento y mantenerse en el camino, seguir andando, no importa en donde se encuentren en este tiempo sino hacia donde van. Amor y confianza caminan de la mano, sólo la confianza permite que la energía amorosa fluya y se dé el acercamiento entre seres humanos, confíen y amen, no dejen que se les confunda el corazón ni que se las aturda la razón.

Para cuando les digan que la vida sigue,- que no es cierto-, su vida, nuestra vida tal como la conocimos se terminó. Y de las ruinas y de lo que sobrevivió buscamos resurgir para que la vida siga. No, la vida no sigue... ¡Empiezan una nueva!

La mía, pretende un capítulo donde pueda ser percibida con la honorabilidad y la humildad de quien aprende, comparte, convive y se entrega sin reservas diariamente.

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