La reina Isabel y sus corgis, la historia de sus más fieles compañeros

Cuando murió la semana pasada a los 96 años, según los informes, Isabel dejó dos corgis galeses de Pembroke, una mezcla de corgi y dachshund conocida como dorgi y un cocker spaniel.

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Una portavoz del duque de York confirmó el lunes que los corgis de la reina vivirán ahora con el príncipe Andrés y su ex esposa Sarah Ferguson. Los dos perros se llaman Muick y Sandy. La fuente cercana al príncipe Andrew dijo: “Los corgis volverán a vivir en Royal Lodge con el duque y la duquesa. Fue la duquesa quien encontró a los cachorros que el duque le regaló a Su Majestad".

El amor de la reina por los cachorros se celebró durante mucho tiempo y jugó un papel central en el aparente renacimiento de los corgis, mismo que las redes sociales ayudaron a impulsar durante la última década. Tres de sus corgis aparecieron en una parodia de James Bond con la reina y Daniel Craig que se emitió en los Juegos Olímpicos de 2012. Los perros también han aparecido con frecuencia en la serie de Netflix The Crown, que describe el mandato de Isabel como jefa de Estado.

¿Cómo comenzó la historia de amor de Isabel y los corgis?

Los entonces Duques de York, tenían unos amigos que tuvieron uno en 1933, cuando la princesa Isabel tenía siete años, y ella también quería uno. Los corgis de Pembroke eran una vista familiar en Gales, pero bastante nuevos en Inglaterra. El duque de York, el padre de Isabel, se acercó a una criadora respetada llamada Thelma Gray, quien trajo a la familia tres cachorros de su perrera Rozavel en Surrey para elegir.

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Al final, se decidieron por un pequeño corgi oficialmente llamado Rozavel Golden Eagle, porque era el único con un pequeño muñón de cola para mover, y querían saber cuándo estaba satisfecho. Pero el cachorro se hizo conocido como Dookie, supuestamente después de que el personal de la perrera escuchara que el Duque de York sería su dueño, y el apodo se quedó.

Dookie se comportó horriblemente, mordiendo a los cortesanos y visitantes con abandono, pero eso no detuvo una foto de prensa de Isabel y el pequeño tirano, encantando al público y elevando el perfil del corgi de Pembroke.

Otro cachorro, Lady Jane, llegó del mismo criador unos años más tarde. La Navidad de 1936 vio un golpe real de relaciones públicas en la forma de un libro infantil empalagoso, “Nuestras princesas y sus perros”, que describía a los York y sus mascotas como "una familia muy humana". El libro, repleto de fotografías de perros y valores familiares, salió a la venta pocos días antes de que el hermano mayor del duque abdicara y lo convirtiera en el nuevo rey.

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Las cifras del Kennel Club muestran un claro aumento en los registros de corgi de Pembroke en 1936 y otro en 1944, el año en que la princesa Isabel consiguió a Susan. Ella había hecho que los corgis fueran geniales, mientras que la hacían parecer cálida.

El Palacio de Buckingham es muy reservado con respecto a cualquier cosa que tenga que ver con los perros de la Reina porque los considera un "asunto privado". Pero está claro que la realeza se dio cuenta pronto del efecto suavizante de un corgi en el momento oportuno. El programa de crianza de la casa real terminó hace varios años, ya que se decía que la reina no estaba dispuesta a dejar perros jóvenes atrás cuando ella muriera. Fue fotografiada con su dorgi sobreviviente, llamada Candy, en enero. También tuvo dos corgis jóvenes llamados Muick y Sandy, quienes fueron obsequios de su hijo, el príncipe Andrew, y sus hijas en el 2021.