Como pocas veces, Kate revela detalles de su infancia y la de sus hijos

Debido al trabajo de Michael y Carole Middleton quienes trabajaban como despachador y asistente de vuelo respectivamente en British Airways a principios de 1980. Por esa razón, la familia Middleton pasó una temporada en Amman en Jordania. En 1986 se mudaron a Berkshire, cuando Kate tenía cuatro años y donde pasó mucho tiempo al aire libre. A partir de entonces se convirtió en una aficionada de los deportes cuando asistió a Marlborough College. En varias ocasiones, la duquesa ha resaltado los beneficios de los deportes tanto en lo físico como en lo mental.

También le preguntaron a Kate por qué había decidido centrarse en los primeros años de la infancia y explicó: “Creo que la gente asume que lo hice porque soy mamá, por eso me he interesado en los primeros años, pero creo que esto es realmente más grande que eso”.

“No se trata de niños felices y sanos, se trata de la sociedad en la que espero podamos convertirnos. Desde los primeros días conocí a muchas personas que sufren adicciones o problemas de salud mental, y escuché una y otra vez que sus problemas ahora en la edad adulta vienen de la experiencia de la primera infancia”, añadió la duquesa de Cambridge.

#YoMeQuedoEnCasa: Descarga gratis la revista digital de noviembre (da clic en la imagen)

Revista digital suscripción

“Me sorprendió como mamá primeriza que, 90 por ciento de nuestro cerebro adulto se desarrolle a la edad de cinco años, por lo que existe una gran oportunidad de como papás, cuidadores y todos los que están con los niños en esos primeros años”, comentó Kate.

Otra de las preguntas que le hicieron a la futura princesa de Gales fue cómo manejaba los berrinches de sus hijos y ella respondió que sí era difícil pero que le encantaría preguntarle eso a los expertos

En julio, la duquesa dejó claro que no es una mamá de niñeras cuando asistió a un desayuno organizado por la BBC con padres de familia para compartir sus puntos de vista sobre Tiny Happy People y allí confesó que el apetito de sus hijos había incrementado notablemente durante el confinamiento, “Mis hijos parecen pozos sin fondo. Me siento como una máquina de alimentación constante”, finalizó.