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Murió el príncipe Enrique de Dinamarca, el conde francés que quería ser rey

El esposo de la reina Margarita II llevó una vida polémica y nunca cumplió su anhelo de llevar la corona.
mié 14 febrero 2018 12:45 PM
Enrique de Dinamarca
Enrique de Dinamarca Este martes se anunció la muerte del principe. (Foto: Getty Images)

El príncipe Enrique de Dinamarca, un aristócrata francés amante del vino y de la poesía, que se casó con la reina Margarita II pero que nunca cumplió su anhelo de llevar la corona, murió en la noche del martes a los 83 años.

"Su alteza real, el príncipe Enrique murió el martes 13 de febrero en el castillo de Fredensborg", residencia oficial situada a unos 40 kilómetros al norte de la capital danesa, indicó la casa real, que precisó que en el momento de su muerte estaba acompañado por su esposa y sus dos hijos.

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"El príncipe Enrique representó a Dinamarca con excelencia (...)" recordó el primer ministro danés Lars Løkke Rasmussen. El presidente francés francés Emmanuel Macron rindió homenaje por su lado a su implicación en la "larga e inalterable amistad entre Francia y Dinamarca (...)".

El príncipe había sido trasladado a su casa el martes para "vivir sus últimos momentos", indicó el palacio.

La casa real danesa había anunciado en septiembre que el príncipe consorte sufría "demencia".

Tras una vida marcada por la polémica, en 2017 hizo saber públicamente que no quería ser enterrado junto a su esposa en la necrópolis real de la catedral de Roskilde, como es tradición en las parejas reales. Al no haber obtenido el título y el papel que siempre anheló, argumentaba que no había sido tratado como su igual en vida y que, por tanto, no deseaba serlo en la muerte.

Al casarse con ella, cambió de nombre, renunció a su nacionalidad francesa para convertirse en danés y cambió su fe católica por el protestantismo. Pero sobre todo se resignó, a regañadientes, a caminar tras los pasos de Margarita, adorada por sus súbditos.

"Acepto jugar el juego. Pero es muy duro para un hombre no ser considerado en el mismo plano que su esposa", reconoce en sus memorias, "El destino obliga", publicadas en 1997.

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