La boda de Carlos Felipe y Sofía de Suecia el pasado sábado será recordada como una de las más alegres y divertidas entre los royals, pues la pareja siempre apareció sonriente y natural en todo momento. Y aunque esto fue lo más llamativo del enlace, no podemos hacer a un lado una de las piezas que siempre llama la atención por encima de todas: el vestido de novia.
Tal como se especulaba, el vestido fue una creación de Ida Sjöstedt, una de las diseñadoras suecas más famosas del momento -tal como su cuñada Victoria, que también optó por un diseñador local el día de su boda-. Fue hecho en crepé de seda y organza de seda italiana, en tres tonalidades de blanco, y el encaje corrió a cargo de la firma española José María Ruiz, experta en este tipo de textiles.
Relacionadas:
Del chignon bajo, el peinado elegido por la ahora princesa de Suecia, pendía un velo en tul bordado a mano con encaje de algodón. Días antes del enlace, no se sabía qué tiara de la familia real Bernadotte sería elegida para el gran momento. Finalmente, la tiara, en diamantes y esmeraldas, fue nueva: un regalo de los reyes Carlos Gustavo y Silvia al nuevo miembro de la familia.
Ha sido un largo camino al altar para Sofía, quien alguna vez posó para una revista para adultos y apareció en el reality show Paradise Hotel. Comenzó a salir con Carlos Felipe en 2010, con severas críticas por parte de la sociedad sueca, y en junio pasado anunciaron su compromiso. Hoy su título oficial es Sofía, princesa de Suecia y duquesa de Värmland.