El polo se llega por herencia y se triunfa por pasión; Toño Madrazo es el vivo ejemplo. Tras continuar la gran tradición de jugadores mexicanos como los hermanos Gracida y competir profesionalmente en Estados Unidos, organiza y promueve el deporte que más satisfacciones le ha dado.
Subirse al caballo y taquear lo transporta a un sitio de tranquilidad y competencia, de placer y de bravura, como cuando montaba de niño en aquella finca de toros de lidia. Con ello en mente, busca que el polo mexicano se convierta en referente. Démosle un poco de tiempo.