Enrique Segoviano, uno de los cerebros más creativos de la televisión mexicana, ha vuelto a ser tema de conversación gracias a la serie Chespirito: Sin Querer Queriendo, que se transmite en la plataforma Max.
Aunque muchos lo recuerdan como el director detrás de El Chavo del 8 y El Chapulín Colorado, pocos conocen los momentos más personales que marcaron su carrera y su corazón.
Durante cinco años, Enrique Segoviano mantuvo una relación amorosa con Florinda Meza. Su historia comenzó entre cámaras y libretos, en pleno auge del universo de Chespirito. La relación fue tan seria que Segoviano le pidió matrimonio, pero todo cambió durante un viaje a Acapulco en 1978.
Ahí, Meza terminó la relación con Segoviano y poco tiempo después inició un romance con Roberto Gómez Bolaños, quien entonces seguía casado. La noticia no solo partió en dos el corazón de Enrique, también fracturó su vínculo profesional con Chespirito.
Según versiones cercanas, poco después fue despedido del programa que él mismo ayudó a construir.
A pesar de que su salida fue abrupta y muy dolorosa, Enrique nunca habló públicamente sobre lo sucedido. Se mantuvo al margen del escándalo y jamás entró en polémicas.
Este es Enrique Segoviano, quien dirigió "El Chavo del Ocho" y "El Chapulín Colorado". Con él se iba a casar la actriz Florinda Meza, hasta que terminó en los brazos de Chespirito. Casualmente, fue el descubridor de otro famoso cómico mexicano: Eugenio Derbez. pic.twitter.com/3e0fDU26oT
— Carlos A. González (@cgonzalezser) July 19, 2025
“Lo corrieron de un programa que él cocreó, fue muy injusto”, contó años más tarde Marco Antonio Regil, con quien trabajaría tiempo después. “Perdió su amor, su trabajo y a su mejor amigo, todo al mismo tiempo”, agregó.
Incluso se cuenta que cuando Segoviano fue invitado a dirigir un show en Chile y le preguntaron por Chespirito, él simplemente respondió: “No tengo nada que decir. Todo está bien”.
Lejos de apagarse, la salida de Chespirito fue el comienzo de una etapa dorada para Enrique. En 1979 creó Odisea Burbujas, una serie infantil que marcó a toda una generación. Más adelante, dio vida a otros éxitos como El tesoro del saber, ¡Anabel! y TVO, que mostraban su sensibilidad y capacidad para conectar con el público sin necesidad de grandes reflectores.
En los años 90 y 2000, regresó con fuerza como productor de concursos como Atínale al precio y 100 mexicanos dijeron, ambos conducidos por Marco Antonio Regil. “Trabajar con Enrique fue un privilegio. Es un hombre brillante, perfeccionista, pero siempre justo y humano”, dijo Regil.
Lejos de los escándalos, Segoviano construyó también una vida personal sólida. Se casó, tuvo dos hijas y formó una familia que, según su círculo cercano, le devolvió la paz.
“Tal vez perder a Florinda fue lo mejor que le pudo haber pasado. Encontró el verdadero amor, una familia hermosa y una carrera propia”, concluyó Regil.
Hoy, a sus 80 años, Enrique Segoviano es recordado como uno de los grandes genios de la televisión mexicana. Tal vez no esté bajo los reflectores, pero su legado vive en cada niño que creció con sus programas.
