Hace exactamente 40 años, Paul Theroux escribió una de sus obras cumbre: La costa de los mosquitos, que fue llevada al cine bajo la dirección del australiano Peter Weir con las actuaciones de Harrison Ford, Helen Mirren y River Phoenix (que le valió el Young Artist Awards) y que es considerada de culto.
Este 2021, en una visión menos romántica y más oscura, el sobrino del escritor, Justin Theroux (sí, el también ex de Jennifer Aniston), se embarca como protagonista y productor de la adaptación para Apple TV+ del texto y lo hace de la mano de la cineasta mexicana Natalia Beristáin (en dos capítulos).
Si Weir y Ford dirigieron sus esfuerzos a conquistar a los cinéfilos idealistas, en la era post Vietnam, de crítica al consumismo y con un héroe harto de la sociedad en la que vive, Allie Fox, que arrastra a su familia a la búsqueda de un sueño a realizar en la selva, que se transforma en una lucha por salvar su vida, ahora la situación es distinta.
Justin y Natalia se suben a la aventura de Allie (Justin) ahora como antihéroe, con un pasado "complejo" y que orilla a que las autoridades estadounidenses, incluido el FBI, inicien una cacería de él, su esposa Margot (Melissa George), así como de sus hijos adolescentes Dina (Logan Polish) y Charlie (Gabriel Bateman).
"La costa de los mosquitos trata antes que nada sobre la familia… y es un núcleo familiar que está en un momento de cambio, con hijos adolescentes, una pareja que tiene muchos años junta, con un pasado que los hijos no conocen y todo eso pasa de pronto del contexto íntimo a tener que huir de su país para salvar su vida", dijo Beristáin.
La ventaja de Justin fue que podía levantar el teléfono para platicar con su tío Paul y ahondar en detalles del personaje que escribió inspirado un poco en él mismo y más en la vida de su papá, Albert Eugene, que llevaba a su familia por horas al basurero para recolectar ropa y otros artículos como una protesta al consumismo.
Los siete capítulos disponibles tienen en su esencia la intención de generar una crítica al sistema frente a la gente sin hogar envuelto en el capitalismo que lleva al exacerbado consumismo; además, crea una trama que, sin tantos tintes de actualidad, atrapa al espectador con el encuentro de esta familia con organizaciones criminales y su lucha por vivir.
El escenario para sus peripecias es México, con locaciones que llevaron al equipo a sitios como Ciudad de México, Mexicali, Guadalajara, Punta Mita y Puebla, donde, contó Natalia, "había una hacienda hermosa. Saber que esos lugares son bastante únicos del territorio mexicano y poder filmar ahí fue una gozadera".
La promesa de Beristáin en La costa de los mosquitos es "esperen lo inesperado" en una historia que a sus protagonistas "se les sale de las manos y Allie, con toda su genialidad, como buen hombre que es, esa genialidad lo lleva a tomar decisiones de pronto en las que no necesariamente está cuidando el contexto familiar".