"Estaba regresando a casa de ver a un amigo. Estaba a cinco minutos de mi puerta y vi a un grupo de chicos que llevaban las capuchas puestas y las caras cubiertas, y eso ya me pareció un poco raro. Apagué la música que estaba escuchando mientras seguía caminando por la calle e iba echando vistazos por encima del hombro. Me di cuenta de que habían cruzado la calle en mi dirección y entonces escuché ruido de pisadas apresuradas, como si intentaran alcanzarme, así que crucé la carretera y ellos hicieron lo mismo. Entonces me dije: 'Joder, creo que van a asaltarme'", dijo en el programa de radio de Howard Stern.
Los desconocidos trataron de venderle marihuana tras conseguir ponerse a su altura, pero al percatarse de su falta de interés y su actitud precavida, le pidieron que les diera todo lo que llevaba encima: "Solo tenía algo de dinero suelto en el bolsillo, así que se lo dije y lo saqué para que lo vieran, y lo cogieron".
La situación empeoró rápidamente cuando le exigieron que entregara también su teléfono móvil: aunque Harry estaba dispuesto a perder su iPhone porque podía bloquear el terminal más tarde de manera remota, se negó rotundamente a desbloquearlo, tal y querían los criminales, porque les daría acceso a sus redes sociales y a un sinfín de información de naturaleza personal.
"Uno de los tipos me dijo que pusiera la clave en el móvil y otro se levantó la camiseta para que viera que tenía una navaja metida en los pantalones, y ahí pensé: 'Mierda'. Le dije que lo sentía, pero que no podía hacerlo, no podía desbloquear el teléfono. Y él me respondió: 'Tienes diez segundos', y empezó a contar. No sabía qué hacer, joder. ¿Debería de darles mi teléfono?".