¿Quedaban dudas? Rafa Márquez y el por qué es un partidazo
Este defensa exquisito en la marca personal, alto y de rostro amable, tiene como los gatos varias vidas y en Brasil lo vemos con el brazalete de capitán, luciendo como un veterano que asume con elegancia natural lo que considera el mayor desafío de su vida deportiva. El día de hoy metió un gol de cabezazo que abrió el marcador en contra de Croacia. Aquí otras cosas por las que pensamos, es un partidazo.
Muchas cosas ha pasado el defensor mexicano, una de ellas con su ex esposa Adriana Lavat, cuando uno de los guaruras de la actriz murió a causa de un disparo recibido durante un asalto.
Fue en una gasolinera del sur de la ciudad en 2005, dos años antes de que el matrimonio terminara y la mujer, cinco años más grande que él, se dedicara a visitar cuanto programa de chismes le diera cabida en España o en Miami, para llorar amargamente su despecho.
Hoy, se sabe que el jugador nacido en Michoacán el 13 de febrero de 1979, es el esposo feliz de la modelo Jaydy Michel, ex de Alejandro Sanz, que Lavat lo demandó en 2013 por la manutención de los niños Santiago y Rafaela Márquez y que el reciente título obtenido con León, el número 17 a nivel de clubes, lo ha convertido en el futbolista más ganador en la historia del balompié nacional.
Con Michel, que también es un poco mayor (dos años), “Rafa” parece haber culminado un proceso de evolución que lo muestra hoy como un hombre seguro de sí, muy lejos de aquel muchacho tímido, con poca facilidad de palabras, que partió en 1999 al Mónaco de Francia y desarrolló a partir del 2003 su carrera profesional en el Barça, a las órdenes primero del entrañable holandés Frank Rijkaard y luego del minucioso Pep Guardiola.
Su refinamiento y su estampa pulida al servicio de las marcas que han visto en él un buen promotor de sus productos, no le han evitado de todos modos las equivocaciones, como la que dice haber cometido cuando rechazó en 2010 la oferta de la Juventus (flamante campeón del calcio) y se fue a Nueva York “para estar cerca de mi familia”.
Eficaz en el juego aéreo, de respetable desempeño con pelota detenida, Márquez ocupa el puesto de Franz Beckenbauer y por eso lo llaman “el Kaiser mexicano”. No habla alemán, pero se defiende con el francés y el catalán.
Su manera de pronunciar el idioma de Cervantes lo hace “cashi shin querer” un poco irritante y quizás por esa muestra de esnobismo que supo instituir en sus tiempos el pentapichichi Hugo Sánchez, es un jugador poco cercano a la gente.
Claro que si en la inminente Copa del Mundo logra frenar los vertiginosos avances de los locales, el ex blaugrana estará cerca, muy cerca de sus compatriotas.
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