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Karla Wheelock la cima del éxito

Fue la primera latinoamericana en conquistar la cima del Everest y ya completó el Gran Slam del alpinismo. Hoy cuenta estas experiencias en su nuevo libro, Las 7 cumbres.
mar 06 diciembre 2011 07:00 AM
Karla Wheelock Fue la primera latinoamericana en conquistar la cima del Everest y ya completó el Gran Slam del alpinismo. Hoy cuenta estas experiencias en su nuevo libro, Las 7 cumbres.

La alpinista mexicana, quien fue la primera latinoamericana en conquistar la cima del Everest por la parte norte, lanza su libro L as 7 cumbres, el cual habla sobre los aprendizajes que me entregó hacer el Gran Slam un gran reto el montañismo que consiste en subir las 7 cumbres más altas de cada continente. Aquí un poco sobre ella.

Descríbeme, ¿qué pensaste cuando pisaste la punta del Everest?

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Mucha gratitud, hacia dios, hacia la gente que creyó en mi, hacia la persona que en la cima estaba esperándome con un abrazo. Sentí la grandeza de dios y mi pequeñez.

¿Qué piensas cuando vas subiendo una montaña?

La montaña me enseñó a apreciar el aquí y el ahora. Normalmente vas concentrada en lo que estás pisando. A veces, cuando no es un camino muy difícil, voy cantando; hay momentos en los que voy disfrutando, tomando fotografías, pero en los momentos más claves, voy totalmente concentrada en mi corazón, en mis pies, en mis dedos, en mis manos, en cada paso,.

¿Alguna ocasión sentiste que ibas a fracasar?

No, en estos 20 años he aprendido que a veces no consigues lo que buscas, pero eso no es fracaso, es un aprendizaje, el fracaso pesa mucho y no sirve de nada. Sí fallé muchas veces, pero aprendí de ello.

Cuando estás en camino, ¿qué te da miedo?

Siempre está presente la posibilidad de perder la vida, estás conciente que eso puede pasar, pero por lo menos, tomas conciencia, estás alerta porque si tienes conciente que puedes perder la vida la aprecias más y quieres regresar.

¿Sentiste de cerca la muerte?

Sí, y después sentí muchas ganas de vivir. Las dos ocasiones que estuve a punto de matarme, hice conciencia y dije, ya me maté, lo vi muy cerca y un instante después dije, no me quiero morir y yo creo que por eso estoy aquí.

¿Qué es lo primero que haces cuando bajas de una montaña?

Dormir. Termino agotada. A veces mueres de hambre, pero el estómago se te cierra, en el agotamiento lo único que quieres es descansar.

¿Cómo te relajas?

Escucho música, me gusta mucho. Principalmente música clásica, música celta.

¿Qué te dice tu familia de tu profesión?

En un principio creían que estaba un poquito loca, siempre me apoyaron pero hoy día hasta me dicen, necesitas ir a la montaña, dicen que me nutre subir.

¿Qué te dicen tus hijas?

Me preguntan cuántos días van a ser, pero saben que lo amo y ellas están empezando a tomarle mucho cariño.

¿Qué es más difícil de alcanzar, la cima del Everest o dar una buena educación a tus hijas?

La cima del Everest me llevó ocho años, dos intentos y lo logré. Con mis hijas llevo nueve y siete, y todavía me falta (risas).

¿Cuál ha sido el mayor reto que te has planteado?

Siempre van a ser mis hijas, ellas son las montañas más importantes para mi. Poderlas formar como mujeres íntegras, ese es el reto en el que todavía estoy.

¿Qué le dirías a quien busca seguir tus pasos?

Nunca se rindan, por más que les digan que algo no se puede, no hagan caso, sigan sus instintos y luchen. Así lograrán llegar a donde siempre han querido.

Texto tomado de la edición 253 de la revista Quién.

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