Ofrece Maná show regio
Después de tres años de no presentarse en Monterrey, Maná volvió a esta ciudad donde deleitó a 11 mil personas con un espectáculo lleno matices. Durante el concierto en un centro de espectáculos, la agrupación admitió extrañar al público regio. "¡Monterrey!, ¡Monterrey!, ¡Monterrey!, ya los extrañábamos", sentenció Fher, vocalista de la banda.
"Lluvia al corazón", "Oye mi amor", "Manda una señal", "Eres mi religión", "Labios compartidos" y "En el muelle de San Blas", fueron algunas de las piezas que sonaron en el encuentro. En medio de cortinas blancas que ascendían y descendían, juegos pirotécnicos y hasta fuego, además de su música, con un legado de más de 20 años, Maná demostró que su gira "Drama y luz" seguirá sorprendiendo al resto de América Latina.
A medio "show", dentro de la Arena Monterrey, la agrupación trajo al escenario a Adrián, un chico de 14 años, para echarse un "palomazo" con el grupo.
Elegido de un concurso que se organizó entre los jóvenes que apenas comienzan su carrera musical en la ciudad, y a pesar de su corta edad, deleitó al público junto con el guitarrista Sergio con unos excelentes acordes, que hicieron a la gente vibrar.
Además, se abrió un espacio de bohemias, en el que el público tuvo la oportunidad de interactuar más de cerca con el grupo, dado a que Maná apareció en una "isla" en medio de la arena, para que los asistentes pudieran disfrutar de canciones como "Si no te hubieras ido" y "Vivir sin aire".
El baterista de la banda, Álex González, tuvo la oportunidad de brindar un espacio excepcional, en el que demostró su talento musical, pues demostró que no sólo sentado se puede tocar, sino también parado arriba de su silla y de espaldas a la batería.
En la demostración integró a sus baquetas para lograr malabares, con lo cual impresionó al público. El número finalizó en las alturas con el destape de una cerveza, para luego descender y terminar con cohetes.
Y así, con talento joven y en medio de un "show" lleno de sorpresas, una de las admiradoras también tuvo la oportunidad de cantar al lado de la agrupación, que al final se despidió haciendo una reverencia al público.