Conocido como DSK, el funcionario ya se sentía presidente de Francia, donde lidera las encuestas rumbo a las elecciones de 2012. Pero ahora se encuentra bajo arresto domiciliario y tiene enfrente la posibilidad de ir a un juicio que podría resultarle en 25 años de cárcel... ¿La razón? Fue atrapado casi con los pantalones abajo, acusado por agresión sexual, detención ilegal e intento de violación de una camarera de un hotel en Nueva York.
Independientemente de que el juicio proceda o se le encuentre culpable, DSK ya comenzó a perder en cuanto a su reputación. Sus vecinos neoyorquinos rechazaron que se hospedara en un lujoso edificio de apartamentos. Aunque también hay quien cree que todo se trata de un montaje y que Strauss-Kahn saldrá bien librado de las acusaciones.
De alguna manera este caso recuerda a otros escándalos que han protagonizado los líderes de organizaciones globales, como cuando Paul Wolfowitz era presidente del Banco Mundial (2007) y se supo que su novia recibía un sueldo de dicho organismo incluso mayor que el de la secretaria de Estado Condoleezza Rice.
*Texto publicado en la revista Quién, edición 242