Estas peticiones hicieron sentido cuando las filmaciones comenzaron y supo que daría vida a una madre que, en contextos de violencia, le aqueja la idea de que su hija desaparezca. Para ello eran fundamentales los recuerdos y el capital interior. “Sí existe la creación de personaje, pero al final se reduce a ti. Es para adentro el trabajo”, explica.
Al ser ella la única actriz profesional en el elenco protagónico, el proceso implicó que hicieran un pacto en el que no se enfocaron -como es habitual- en memorizar el guión sino en “dejar fluir”, en la estrechez de los vínculos entre las niñas y ella y comprender la situación de violencia que las rodeaba.

“Al ser la única actriz era mi responsabilidad estar al servicio de ellas. El personaje de la mamá siempre está en alerta de que se puedan llevar a su hija, así que fue una construcción de ida y vuelta, la actriz estaba muy preocupada por las niñas y el personaje también” comenta y profundiza en que su madre y su propia maternidad, fueron los puntos de partida.
Participar en este proyecto, dice Mayra, le recordó lo valiente que ha sido desde que es niña. “Todos, desde que somos niños, vivimos cosas fuertes, pero no hay drama en los niños, simplemente están sobreviviendo y viviendo con lo que tienen. Ellas (las protagonistas de la película) están en una situación de violencia con las mujeres, pero ellas no lo ven así. Solo están sobreviviendo”.