Cuando entras al mundo del marketing digital, esperas encontrar creativos con libreta en mano y referencias a campañas icónicas. Lo que no esperas es toparte con alguien que inició su carrera en la ingeniería industrial, se emociona hablando de tasas de conversión y que encontró en los números su entrada al universo del marketing. Así es la historia de Moisés Hamui: sin diplomas en publicidad pero con una mente analítica que lo llevó a dirigir startups, lanzar campañas exitosas y construir una consultora ( MHA Consulting ) que rompe moldes.
Moisés Hamui y su proyecto sobre las mejores estrategias digitales y a la medida

Todo comenzó en Ebebe, una de las primeras startups mexicanas enfocadas en productos para bebés. “Entré a trabajar como gerente de operaciones y terminé como director”, nos platica Moisés . Fue ahí donde, por necesidad más que por vocación, le tocó supervisar el área de marketing digital. “Como los fundadores pensaban que era algo más numérico que creativo, pues terminé yo ahí”, recuerda. Lo que empezó como una tarea más en su lista, terminó despertando una obsesión: la posibilidad de medir absolutamente todo.

De la curiosidad
a posibilidad
La curiosidad fue su motor. “Me fascinó cómo cada decisión se puede probar. ¿Cuánto tiempo pasa una persona en una página? ¿Si le das clic a un botón o no? ¿Qué pasa si lo cambias de lugar?” Lo que para muchos es un caos de plataformas, herramientas y métricas, para él era un universo lleno de posibilidades controlables.

Pero la transición al emprendimiento no fue tan metódica. “Emprendí a los 23, cuando no existía Facebook Ads. Era otro mundo”. La idea romántica de ser tu propio jefe, crear algo desde cero y controlar tu ingreso fue lo que lo empujó. Hoy lo ve con más perspectiva: “El emprendimiento, más allá del ego, tiene un impacto real. Le das trabajo a personas, generas estabilidad para muchas familias. Eso es lo que más me mueve”.
Consultoría con manos en la masa
Su empresa, MHA Consulting, no es ni una agencia tradicional ni una consultora de escritorio. “Somos hands on. No entregamos solo un PowerPoint. Nos metemos con el cliente, le decimos qué hacer, cómo hacerlo y revisamos los avances semana con semana”, explica. Y ese enfoque híbrido ha sido clave para el éxito: actualmente gestionan campañas que manejan más de 250 millones de pesos al año.

El portafolio es tan variado como ambicioso: desde software y moda hasta renta de jets privados. Y aunque empezaron con marcas B2C, hoy también trabajan con servicios complejos como constructoras o despachos legales. “Vender un departamento de 10 millones de pesos no es como vender una chamarra. Hay que construir relaciones, dar seguimiento, entender al consumidor desde otro ángulo”.
Copy-paste que no pega
Una de las lecciones que más lo ha marcado fue con una empresa de ropa europea. Les aseguraron que podían replicar la estrategia de una marca a otra porque “eran idénticas”. Resultado: fracaso. “Ahí entendí que en esto no hay copy-paste. Cada cliente necesita su propio traje a la medida”. Desde entonces, Moisés desconfía profundamente de todo lo que parece demasiado fácil.
Creatividad, ¿se nace o se entrena?
A pesar de su amor por los números, su visión del marketing se ha expandido. “Por mucho tiempo dije que no era creativo, que eso era algo que tenía mi esposa, que puede imaginar cosas y hacerlas realidad”. Pero con los años, descubrió que la creatividad también está en la estrategia, en los datos, en conectar puntos. “Hoy no me considero cero creativo, solo tengo una creatividad distinta”.

En un mundo donde la línea entre lo creativo y lo técnico se diluye cada vez más, historias como la suya nos recuerdan que el marketing digital es tanto arte como ciencia. Que a veces no necesitas una carrera en publicidad para lanzar campañas exitosas, solo una mente curiosa, una hoja de Excel… y muchas ganas de entender a las personas detrás de la pantalla.