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El día que Eugenio Lopez fue reconocido en NY; como siempre, su papá estuvo allí

Hace 7 años, acompañamos a Eugenio López a recibir el Premio Internacional a la Filantropía, allí nos habló de su pasión por el arte y, por supuesto, del amor a su padre, quien falleció este viernes.
vie 20 mayo 2022 01:16 PM
Eugenio López Alonso y Eugenio López Rodea
Eugenio López Alonso y Eugenio López Rodea en su visita a Nueva York, el 5 de abril de 2016.

Este artículo fue publicado originalmente en nuestra edición de abril de 2016.

Llegamos puntuales a la cita para encontrarnos con Eugenio y su familia en el Hotel Four Seasons de Manhattan. Un hotel que al coleccionista le gusta especialmente por la arquitectura de I. M. Pei. La alegría y el orgullo de Eugenio y su familia se percibía de inmediato y es que esa misma mañana había recibido en una emotiva ceremonia el Premio Internacional a la Filantropía en la sede de la ONU en la que compartió escenario con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon (galardonado con el premio internacional al liderazgo), la mujer de Ban, Ban Soon-taek (galardonada con el premio a la paz), la princesa Camila de Borbón (con el premio humanitario) y la activista Francine Lefrak (por su lucha en pro de la igualdad de género).

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Eugenio es un hombre con una energía arrolladora y a quien es imposible no voltear a ver. A sus 48 años está lleno de vida y de agradecimiento por haber logrado su sueño: dedicar su día a día a estar rodeado de arte y belleza. Tras una mañana agotadora, mientras se tomaba un respiro en su suite, su padre, don Eugenio López
Rodea, y sus primas, Maru y Lulú López, tomaban una copa juntos en el lobby y celebraban con orgullo el éxito del mexicano. El reconocimiento no le podía haber llegado en mejor momento, después de unos años de mucho esfuerzo para sacar adelante el Museo Jumex y tras décadas apostando por llevar buen arte contemporáneo a México y hacer de mecenas de nuevos artistas latinoamericanos. Ese era un día de triunfo para Eugenio y él lo sabía.

Eugenio bajó de su habitación con energías renovadas para iniciar la sesión de fotos. “Queremos que sea en Park Avenue y con tu papá”, le propusimos. Por la luz, por el ambiente, porque hacía una tarde de marzo espléndida. A Eugenio le tocamos la fibra en seguida, o “la tecla”, como él mismo nos dijo, porque para él lo más emocionante del día había sido compartir con su padre esos momentos. Después de varios clics, bajamos de nuevo al bar y empezamos nuestra conversación.

MOMENTO DE COSECHAR

“Sentir que mi semilla ha dado sus frutos me hace muy feliz. El que el premio venga de las Naciones Unidas significa un reconocimiento internacional a una labor filantrópica que he hecho desde hace muchos años y que es un gran honor para mí”, nos contó mientras le daba el primer sorbo a su iced tea. Es el primer momento desde que llegamos en el que hemos podido ver a Eugenio relajado y sin una decena de personas pululando a su alrededor. En esta ocasión la visita a Nueva York también ha ido acompañada de la invitación para participar en una causa que lanza la ONU contra la violencia de género. Acerca de por qué le interesó implicarse en ella nos dijo: “La causa de las mujeres me gusta e importa mucho. Me llaman para apoyar muchas acciones pero esta en especial me parece importante. El abuso y la violencia que hay contra las mujeres es algo terrible, espantoso. La mujer tiene algo muy mágico mientras que el hombre lo único que tiene de ven- taja es que es más fuerte físicamente y eso es lo que somete. Hasta el día que aprendamos a respetar el lugar que cada quién ocupa en este planeta lograremos la armonía”.

SU HISTORIA DE AMOR...

Sí, Eugenio tiene una gran historia de amor con el arte y cuando le preguntamos por ésta, el coleccionista se iluminó: “Es que el arte enriquece todo. Mira, si volteas a tu alrededor, todo lo que hay, todo lo que observas yo lo hago mío al verlo. Pienso que es mío. No soy artista pero me encanta ver las cosas bellas. La arquitectura, la pintura, el diseño, la elegancia con la que están hechas. Por ejemplo, este lobby en el que estamos lo hizo un arquitecto chino llamado I. M. Pei y es una maravilla. Una pieza de arquitectura queda para siempre y es arte para mí. Siempre busco el lado artístico de la vida, de todo lo que me rodea. No creas que veo arte en todas las cosas pero sí te puedo decir que mi amor al arte empieza con mi amor a la vista. El arte viene de un reflejo de lo que vemos en el día con día y que lo plasman los artistas. Eso no quiere decir que todo me guste o que todo lo quiera coleccionar y tener, pero la verdad es que sí quisiera dejar en México un legado de cosas internacionales bonitas y de artistas que hayan sido significativos en este siglo XXI”, nos aseguró el mexicano que la primera pieza de arte que compró en su vida fue una pintura de Roberto Cortázar a principios de los años 90.

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Eugenio López Alonso y Eugenio López Rodea durante un viaje a Nueva York donde acompañamos al coleccionista a recibir el premio Filántropo internacional que otorgó Un Women For Peace Association en 2016

¿QUÉ SIGNIFICA MÉXICO PARA TI?

México es un país en el que las personas tienen una reacción maravillosa a todo lo artístico y el arte enriquece a cualquier ser humano. Estamos trayendo cosas de Bélgica, de Alemania, de Nueva York y el Museo Jumex está a la altura de cualquier museo extranjero. Y el reconocimiento es para mi gran equipo de trabajo porque esto yo no lo puedo hacer solo, por eso siempre hablo en plural y digo, “estamos trayendo una exposición”, “tenemos esto, trajimos lo otro” porque es una labor de todos: curadores, expertos, etcétera. Y creo que algo maravilloso es que estoy enriqueciendo la visión de mexicanos que antes no tenían la oportunidad de ver esas exposiciones en su país. El arte te llena el alma.

¿CÓMO INICIÓ TU PASIÓN POR LA PINTURA?

Mira, si no hubiera sido por esos grandes patronos del arte que han existido, por gente que tuvo el privilegio económico de comprar obras y que al morir las donaron a los museos, hoy en día no podríamos ver todas esas obras que hoy cuelgan de los grandes museos. Es gracias a esa generosidad que hoy podemos disfrutar de esos Picassos, de esos Riveras, etcétera. Pasas una vida haciendo lo que te gusta y ¿qué te vas a llevar? Nada. Estamos aquí por un tiempo y después nos vamos, y qué mejor forma de irnos que dejando algo para los demás.

El empresario y coleccionista de arte tiene un logro más en su vida y no podíamos dejar de pasar la oportunidad de platicar con él desde Nueva York.
El empresario y coleccionista de arte tiene un logro más en su vida y no podíamos dejar de pasar la oportunidad de platicar con él desde Nueva York.

PROFETA EN TIERRA AJENA

“Ay”, suspira, “la verdad es que hasta ahorita es cuando estoy pudiendo empezar a disfrutar mi museo porque cuando lo abrimos estaba cansadísimo. Para la inauguración recibimos a 800 personas que venían del extran- jero y es que el reconocimiento vino primero de afuera que de dentro de mi propio país. Los mexicanos se dieron cuenta de lo que estaba pasando en México y lo importante que era el museo porque incluso antes de abrir lo me empezaron a buscar el New York Times y otros medios importantes que estaban muy interesados en el proyecto. Yo no disfruté esa apertura, teníamos tantas responsabilidades, ¡fue un estrés! Así que cuando por fin pude llegar a mi casa después de la última fiesta, cuando ya todo había terminado, me metí a la camay me levanté al otro día, un domingo, a las cuatro dela tarde y empecé a llorar llorar, llorar y llorar. Tenía una sensación como la que dicen que tienes cuando das a luz, sí, ese síndrome de blues. Y todos medecían, ‘pero si todo salió muy bien Eugenio, ¿porqué lloraste?’. No lo sé. Simplemente no lo podía disfrutar, no sabía en lo que me estaba metiendo al hacer un museo y hemos ido aprendido todo en el camino. Es una gran responsabilidad porque fomentas un compromiso –con la prensa, con la empresa que ha sido de mi familia, con el público que asiste–, de traer exposiciones que sean dignas. Al final esto es un regalo para la gente”.

CUANDO NADIE LO VE...

Pero ahora, según nos dijo con una gran sonrisa, es cuando Eugenio más disfruta del museo que ha creado y
de esos Riveras, etcétera. Pasas una vida haciendo lo que te gusta y ¿qué te vas a llevar? Nada. Estamos aquí por un tiempo y después nos vamos, y qué mejor forma de irnos que dejando algo para los demás.

¿QUÉ SON TUS PAPÁS PARA TI?

“Ahí me tocaste la tecla más fuerte... Mira, ese señor que está ahí”, señala a don Eugenio López Rodea, “... es, junto con mi madre (Chabelita), lo más maravilloso que me ha pasado en la vida. Nada, yo no sería nada sin ellos. Ese señor jamás me ha cuestionado algo de mi vida privada, nada de lo que hago, él ha creído en mí con un amor, un cariño y una confianza infinita. Es un hombre de bien y confió en mí siempre. Desde los 26 años que empezamos a comprar obras de arte me dio todo su apoyo porque él sabía que eso era lo que me gustaba hacer pero también sabía que lo que estábamos haciendo era importante. Es un hombre inteligente y para mí era una gran responsabilidad. Y hoy que recibo un premio por la filantropía...”. Tenemos que hacer una pausa pues la emoción le corta la voz a Eugenio y empiezan a brotar las lágrimas... “Hoy fue maravilloso. Y verlo así, tan contento, en Nueva York, que es una ciudad que le gusta tanto y que se sienta tan orgulloso es invaluable para mí. No sé cuánto tiempo más va a estar aquí pero espero que el recuerdo de estos momentos juntos me quede por siempre”.

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Es verdad que esa fe que don Eugenio López Rodea –fundador de Jumex en 1961 y hoy en día la productora de jugos más grande de Latinoamérica– siempre tuvo en su hijo, le permitió desarrollar a Eugenio su olfato artístico sin restricciones. Fue así como descubrió a grandes artistas como Gabriel Orozco, “el primerísimo en creer en él fue mi querido amigo Aurelio López Rocha. Nunca lo voy a olvidar. Él fue el primero que le compró por nada una pieza que era una bola de plastilina. ¡Yo también tengo una! Aurelio tuvo una gran visión. Él y yo empezamos casi juntos porque Aurelio comenzó a comprar obras unos tres o cuatro años antes que yo que empecé en los 90 con lo cual la primera obra que compré de Orozco fue entre 1993 y 1994”, recordó.

Eugenio actualmente vive a caballo entre México y Beverly Hills, así que no podíamos dejar de preguntarle cómo ve todo el revuelo que está causando la candidatura de Donald Trump en Estados Unidos. “No me horroriza y no me da miedo. Creo que el hombre no va a ganar. Trump está haciendo los comentarios más políticamente incorrectos y creo que los medios nos quieren distraer de los verdaderos problemas y nos van
a tener así hasta noviembre porque va a ganar Trump como el candidato republicano y Hillary como la candi- data demócrata pero al final la presidencia la va a ganar Hillary. Sus políticas son totalmente fuera de lugar, ignorantes y es que desde que lo ves con ese tupé te das cuenta de que es un hombre que parece una caricatura de sí mismo”.

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5 de abril de 2016, Nueva York, Eugenio López

La plática termina dejando en claro que Eugenio es un hombre que vive, respira, come y duerme por el arte... “¡Sí! ese es mi gran proyecto. Seguir con el museo, traer grandes exposiciones. Y que se cambie un poco la imagen de nuestro país”. Y así, como los grandes, Eugenio nos dejó con la miel en los labios y se fue a seguir celebrando lo de ahora... y también lo que está por venir.

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